Abrí los ojos poco a poco, por segunda vez en menos de una jodida semana sentía como si me hubiera pasado un puto camión por encima. Me había pasado horas y horas analizando el momento concreto en el que mi rodilla se dobló jodiéndome la temporada. No había sido por una jodida entrada ni ningún puto golpe, solo un mal movimiento en el que la información necesaria de mi cerebro no llegó hasta mi rodilla, y esta no giró cuando debía de hacerlo. Me castigué mentalmente con ello hasta que Chloe muy seria apareció en mi casa, y me dijo que tenía que parar. En ese momento todavía estábamos en Londres, al día siguiente volábamos a Boston, y como siempre tenía razón. Como me había lesionado ya daba igual, lo jodidamente importante ahora era enfrentarme a la dura recuperación que me quedaba.
Y cuando por fin conseguí abrir los ojos, y que la luz de la habitación no me molestara me encontré con Chloe al lado de mi cama. Me sonrió en cuanto vio que estaba despierto.
–Hola – saludé. Tenía la voz ronca y la garganta jodidamente seca.
–Ey, ¿cómo estás? – preguntó acercándome un vaso de agua – El médico ha dicho que todo ha salido muy bien.
Esa información me dejaba bastante más tranquilo. Aunque me gustaría hablar con él en persona, y que aunque ya sabía cuáles eran, me dijera de nuevo los pasos que venían a continuación.
–Bien. Cansado – respondí devolviéndole el vaso que dejó de nuevo en la mesa que había detrás de ella – Aunque, es bueno despertarse con un beso tuyo, poco profesional quizás – bromeé, pero la sonrisa se borró de mi cara al ver un fogonazo de dolor cruzar la de Chloe. Aunque en milésimas de segundo se recompuso mirándome con una sonrisa tranquila. Si no la conociera tan bien ese gesto habría pasado desapercibido – ¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo?
–No, nada – se rio levemente – Pero no he sido yo la del beso.
– ¿Qué? – grazné confundido.
–No puedo asegurarte que fuera ella, pero estoy casi segura que me acabó de cruzar en el pasillo con... – se quedó unos segundos en silencio para detonar la bomba – Jamie – me miró a los ojos analizando mi reacción.
Y no me pude controlarme, apreté mis puños y la mandíbula de rabia. ¿Qué cojones hacia aquí? ¿Por qué mierda había entrado a mí habitación? ¿Y me había besado o había sido un puto sueño?
–No pasa nada, Jay – me dijo Chloe intentando calmarme. Qué bien me conocía, joder – Entiendo que haya venido a verte.
–Pues yo no, joder. ¿Qué mierda hace aquí? ¿Estás segura de qué era ella?
–Bueno, me he chocado con ella a pocos metros de la puerta, iba distraída. No parecía estar muy bien, y ha sido todo muy rápido, pero si juraría que era ella.
Chloe lógicamente no conocía de nada a Jamie, pero una vez por error había encontrado una jodida foto que guardaba en la que yo salía con ella. Y aunque no se lo tomó mal, y entendió porque la guardaba, en momentos así me dejaba claro porque era psicóloga, mi psicóloga, le expliqué la razón porque la guardaba. Una razón no muy clara: simplemente necesitaba tenerla para no olvidarme de todo lo que había pasado. Si quería odiar a Jamie no podía olvidar el daño que me había hecho, aunque eso me hiciera imposible olvidarla.
–No es malo que haya venido a verte e interesarse por tu estado, Jay. Compartís una historia bastante larga, e intensa sobre todo.
No respondí estaba tratando de entender que mierda era lo que había hecho que Jamie viniera al hospital. Habíamos estado cuatro putos años sin vernos, sin intercambiar una sola palabra, y sí, hacía pocos meses que nos habíamos visto, y, joder, bastante más que eso habíamos hecho, pero la noche no había acabado tan bien como para ahora hacernos jodidas visitas de cortesía. ¿Y cómo cojones se había enterado de que estaba aquí? Mi equipo y yo habíamos intentado mantener todo confidencial para que la prensa no me molestara. Y, joder, sobre todo no podía quitarme de la cabeza que Jamie había estado de nuevo en el mismo sitio donde hacía cuatro putos años había estado en coma. Yo mismo no había podido evitar revivir todo cuando me enteré del lugar dónde me iban a operar y Chloe, ¿acababa de decir qué Jamie estaba mal?
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Quiero Amarte#3 Trilogía EDL
Novela JuvenilCuatro años, cuarenta y ocho meses, más de doscientas ocho semanas, mil cuatrocientos sesenta días y más de treinta y cinco mil horas. Ese es el tiempo que Jamie y Jayson llevan sin verse. Cada uno ha seguido su vida intentando no saber nada de la d...