En un Caballo Palido

Capitulo 17

Harry observó con una especie de paciencia exasperada como Death caminaba dramáticamente cojeando detrás de él, una muleta conjurada hecha de una especie de madera negra retorcida sostenía su lado 'herido' mientras gemía y emitía sonidos terriblemente realistas de agonía y descontento. Redaxe y el guardia goblin que los acompañaba por el pasillo parecían completamente inseguros de cómo reaccionar ante esto, enviando miradas horrorizadas a la Muerte 'herida' y llenas de asombro a Harry en igual medida.

Harry estaba bastante preocupado en este punto de que los goblins lo declararan maestro guerrero de algún tipo y erigieran una estatua dorada en su honor debido a su 'derrota' de la Muerte. Dándole una patada en la espinilla.

Solo deseaba que la entidad dejara de aferrarse espasmódicamente a su brazo para "mantener el equilibrio" cada tres pasos más o menos, su voz ronca elevándose en "dolor" hasta que se asemejaba inquietantemente a los gritos de una mujer joven que estaba siendo destripada. El ojo izquierdo de Harry no había dejado de temblar desde que habían dejado el salón principal, y no parecía que fuera a detenerse pronto.

El guardia armado que los seguía se estremecía cada vez que Death gemía, y una vez incluso había hecho un movimiento abortado para empujar su pica en la dirección general de Death antes de que Redaxe le hubiera ladrado algo en Gobbledegook que hizo que el guardia palideciera a un poco atractivo, verde lechoso y reanudado. su caminar rígido y sin emociones.

Harry se habría compadecido un poco más de los goblins si no lo hubiera encontrado tan divertido.

Redaxe finalmente se detuvo ante una gran puerta ornamentada (grande, considerando que se trataba de la oficina de un duende que no podía medir más de un metro de alto y, sin embargo, la puerta tenía más de diez) con una sencilla placa de oro que declaraba LIVERCRUSHER en una fuente prolija y profesional. Redaxe llamó dos veces antes de empujar la puerta para abrirla sin esperar ningún tipo de respuesta audible, y luego hizo una pausa. Parecía bastante en conflicto sobre si insistir en que Harry (y su invitado con aspecto de sanguijuela) entraran primero, como era cortés y apropiado, y arriesgarse a que la Muerte lo rozara tan cerca de él, o entrar primero, de manera descortés, y tener a la Muerte a sus espaldas. .

El goblin se instaló en una extraña especie de vuelo estacionario, donde tenía una mano presionada contra la puerta, pero entró en la habitación y mantuvo la pesada puerta abierta con las puntas de sus largos y delgados dedos. Harry dudaba que fuera capaz de mantener la puerta abierta así por mucho tiempo, y rápidamente se apresuró a entrar, arrastrando a Muerte con él mientras la entidad ahora apoyaba la mayor parte de su peso en el hombro de Harry mientras gemía en su aparente 'agonía'.

El duende detrás del escritorio era idéntico a casi todos los demás duendes que Harry había visto (trató de ser educado y recordar nombres y rostros, pero estaba bastante seguro de que los duendes eran todos clones en secreto unos de otros y se reía de los magos que trataban de decírselo. separados a la espalda), a excepción de una barba triangular muy pequeña, cuidadosamente recortada en su barbilla que estaba en desacuerdo con el resto de su rostro hosco.

Harry se quedó mirando esa barba por falta de algo más que hacer, preguntándose si el goblin realmente pasó tiempo recortándola en ese perfecto triángulo, o si las barbas goblin estaban naturalmente predispuestas a las formas geométricas. La muerte hizo una especie de risa áspera y tosió ante ese pensamiento, y Harry le dio un codazo sin mirar.

Muerte resopló y se derrumbó en el suelo, agarrándose la cintura con una miseria exagerada. Harry estuvo tentado de patear a la entidad mientras estaba en el suelo, pero ya casi le había dado un ataque al corazón a los tres goblins con solo darle un codazo. Quién sabía cómo reaccionarían si realmente atacara al inmortal agravante.