Empher#1 (Christopher X Emma)

The start of the game

Emma James.

Estoy empacando mis maletas. Mi emoción está al millón, la idea de visitar a Rachel en Londres me emociona, y aún más cuando se trata de mi vida en la milicia, y aunque amo el patinaje… la milicia es parte de la familia. Quisiera tener un poco de la valentía de Sam y decirle a mis padres lo que en verdad deseo, pero de solo pensar en eso…

Suspiro.

—¿Estás lista? —preguntan desde la puerta.

Dirijo mi mirada a Rick James, mi padre. Va con ropa deportiva.

—Ya casi —sonrío.

Vuelvo a mi armario, trato de buscar las prendas que más utilizo. El entrenamiento será largo, pues convertirse en sargento conlleva entrenamiento. Duro entrenamiento, y estoy dispuesta a sufrir lo necesario para conseguir mi objetivo. Quiero enorgullecer a Rick «por primera vez»

Termino de empacar todo en la maleta, solo llevaré tres maletas, ya que es lo que considero más importante para mí supervivencia en Londres. Bajo las escaleras, Rick va a mi espalda, sosteniendo una de mis maletas. Al llegar Sam es la primera en despedirse.

—Espero hagas las cosas bien —palmea mi hombro. Su sonrisa se mantiene.

Yo también lo espero…

Nos dirigimos a la salida, dónde Luciana es ahora quién nos espera. Sus ojos parecen atravesarme, pues debo tener cuidado con cada palabra, con Luciana las cosas son mucho más complicadas, no puedo darme el lujo de fallar en la línea de mi vida.

—No seas tan tonta como Rachel —habla. Me mantengo estática escuchando sus palabras, sin embargo no presto mucha atención—, no quiero que te involucres con nadie de la milicia, esas personas están dañadas, Emma.

Asiento.

»Solo vas a presentar tu prueba de sargento, luego del paso de los meses te quiero aquí, en casa. Dónde perteneces.

—Por supuesto —me limito a responder.

Luciana parece tener un súper poder, daña toda mi felicidad. Charlamos sobre temas que según Luciana, son muy importantes «solo para ella, claro esta»

Rick se despide, nos dirigimos al auto. Debemos ir a la milicia, dónde abordaré la avioneta que me llevará a la central de Londres.

—No quiero que te metas en problemas, Emma —ordena Rick, su mirada sigue en la carretera.

—No lo haré —repito por enésima vez. Parece que nadie confía en mí.

—Habran consecuencias si eso ocurre, Emma —vuelve a decir, ignorando mis palabras.

—Lo sé —me limito a responder.

—Nada es más impor-

—Importante que la milicia —termino la oración—. Ya lo sé. ¿Puedes dejar de tratarme como una niña? —pregunto, irritada.

—Tienes los comportamientos de una niña, si quieres que te trate como una persona adulta —me mira por milisegundos— gánatelo.