training

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Me dirijo dónde Patrick, tocó la puerta y me permite pasar, lo encuentro haciendo no se que cosas en su laptop, una vez entro levanta la mirada.

—Emma —se levanta y me abraza—. ¿Cómo has estado?

—Bien. —digo no muy convencida.

Patrick no es un estúpido y sabe que estoy mal, supongo que cualquier lo sabría ya que mi cara dice mucho. Me pide que me siente y le hago caso. Una vez estoy sentada acerca su silla a la mía y me mira con una sonrisa genuina.

—¿Qué te pasó, Emma?

Exhaló frustrada. Me topa la cara con las manos antes de hablar.

—Me pasa el coronel.

Alzo la mirada para verlo, parece sorprendido, sacude la cabeza y me sonríe.

—¿Qué pasa con Christopher?

—Cuando llegue, él estaba... —miro hacia todos lados sin saber cómo decirlo—... bueno, él estaba...

—¿Masturbándose? —lo miro y me sonríe.

—Si. —asiento.

Siento mis mejillas calentarse. Patrick ríe.

—Eso suena como algo que estaría haciendo ese pinche pendejo.

—Yo... salí corriendo —suspiro frustrada—, así que vine aquí.

—Nada más para decir —acaricia mi hombro—. Solo sigue con todo normal, no te explotes la cabeza. Paso algo muy tonto y ya esta.

—¿Cómo lo miraré a los ojos después de eso?

—Emma el autoplacer no es algo prohibido —sonríe—, déjalo estar. Tu viniste a ser entrenada y pasar un protocolo para tu ascenso, nada más —finaliza.

—Per-

—Es hora del entrenamiento, Emma —palmea mi hombro.

Frustrada me pongo de pie, salgo de la oficina y me dirijo al sitio. Al llegar el coronel ya está ahí, lo cual es muy malo.

—Lament-

—No me importa sus excusas —finaliza—. A entrenar.

Asiento. Evitó el contacto visual con él, pero eso es imposible. Empezamos con abdominales, donde él es quien me sostiene. Los largos ejercicios continúa y quiero descansar, pero el coronel no tiene cara de querer dejarme descansar. Me mantengo haciendo lo indicado, estamos trabajando en glúteo con barras, lo cual me tiene al borde de las lágrimas. El dolor es insoportable, pero él no parece notarlo.

—¡Muevase! —grita.

—¡Ya no puedo más, joder! —grito de regreso.

—¡Le faltan veinticinco, por su bien hagalas!

Vuelvo a bajar, la barra pesan, haciendo que mis piernas tiemblen... las lágrimas brotan de mis ojos, mezclándose con el sudor que baja por todos lados. Grito cada vez que hago el ejercicio, el dolor es tan insoportable. Luego de casi dos horas de dolor, hemos terminado.

—Armas —dice el coronel.

Se dispone a caminar, ruedo los ojos y empiezo a seguirlo. Las armas son más fáciles para mí —maldito entrenamiento—. Me indica lo que debo hacer, su calor corporal es intenso, haciendo que los pelos en mis brazos se ericen. Se posiciona tras mi espalda. Trago con fuerza. Empiezo a dar al blanco, pero el liguero temblor en mis manos es notable.

—¿Por qué mierda tiembla? —pregunta— ¡Controlese!

Me aclaro la garganta y vuelvo a tirar, lanzo e intento concentrar todo en mi arma. La tensión es palpante aquí...

Empher#1 (Christopher X Emma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora