Empher#1 (Christopher X Emma)

Oral sex.

Christopher.

Abro los ojos con pesadez. Miro a la mujer que duerme a mi lado y por inercia acarició su cabello. Miro su cuerpo solo en bragas. Si, bueno tengo ganas de follar, pero la señorita parece muy cómoda durmiendo, así que no la voy a levantar, ya tendré tiempo.

Aún no puede ir a la central, ya que ella debe guardar un mes de reposo —dicho por mi— según el doctor.

Me pongo de pie y tomo la toalla caminando hacia el baño, termino de orinar y me adentro a la ducha dejando que el agua recorra por mi pecho y espalda. Empiezo a pasar el jabón por mi cuerpo, lo paso por mi pecho y sigo bajando, al llegar al falo de mi polla, empiezo a mover de arriba a bajo, haciendo que se ponga dura con el recuerdo de cierta señorita.

Sigo el movimiento con más insistencia, tensando mi mandíbula. Los recuerdos vienen para seguir empeorando la situación. La cara de dolor de Emma me hace estremecer, su voz al pedir más, la primera vez que chupo mi polla y el como me la folle. Sigo masturbándome hasta que mis movimientos se vuelven más rápidos y mis piernas se tensan, luego de algunos movimientos más el líquido se derrama por mi mano.

Abro los ojos —no me di cuenta de que los había cerrado— y miro todo a mi alrededor. Por la puerta de cristal llena de vapor puedo ver la figura de alguien.

—¿Buena masturbación? —pregunta.

—Estaría mejor si la hubieras hecho tu —digo muy digno.

Ríe tranquilamente, lavo mi mano y termino de bañarme. Tomo la toalla y la enrollo en mi cintura, al salir ella está sentada en la tasa del inodoro, con una sonrisa de niña boba.

Camino hasta donde está mi cepillo de dientes y hago lo básico. No me importa si Emma se queda en el baño, yo solo salgo a lo mío.

Elijo la ropa y me cambio bajo la atenta mirada de la cría. Cuando voy a subir el pantalón, ella se aclara la garganta. Ruedo los ojos y la miro.

—¿Vas a decir que quieres? —pregunto irritado.

Se lo que quiere y que no venga por ello me frustra.

Sonríe como niña boba, otra vez. Camina hasta la cama y de sube en ella, llega hasta mi y claramente queda más alta.

—A ti —junta sus labios con los míos.

Ruedo los ojos antes de sumirme en el beso tan cálido que me da. Adentro mi lengua a su boca, jugando con su lengua. Aleja sus labios cuando necesita respirar, vuelve, pero esta vez ataca mi mentón, baja con besos húmedos hasta mi cuello haciendome tensar de pies a cabeza.

Sigue los besos en mi cuello y siento que succiona y muerde, un jadeo se escapa de mis labios y ella parece disfrutar de las reacciones que causa. Sigue bajando por mi pecho, mordiendo con cuidado y lamiendo. Su mano baja más de lo indicado y toca el bulto que crece en mi boxer. Si, solo me había puesto el boxer, no me culpen, sabía que iba a pasar, yo solo espere a que ella lo hiciera.

Empieza a masajear mi bulto. Tomo un puño de su cabello y sigue sus juegos, solo haciendo que me duela la polla, polla la cual ya está salida de su boxer, porque está dura y duele como el demonio. Su otra mano clava las uñas en mi costilla, haciéndome gruñir de placer. Sigue el paseo de besos por mi abdomen, lame cada cuadro e intenta moder…

—El celular suena —se detiene.

Ay, maldita sea. Me alejo de ella y tomo el móvil que está encima del escritorio, veo quién llama y vuelvo a ella, me mira expectante.

—Vuelva a lo suyo, señorita —le ordeno.

Sonríe maliciosamente y vuelve a besarme. Aprieto el celular en mi mano, el cual sigue sonando, al final decido lanzarlo hacia la pared haciendo que quede en pedazos. Puede que haya ejercido mucha fuerza.

Llega a mi ombligo y lame el glande de mi polla haciendo que suspiré/jadee. Sigue besando el falo de mi polla hasta la cintilla de mi boxer. Por lo inexistente, necesito una ambulancia, ¡joder!

Su mano derecha acaricia mis testículos por encima del boxer y la izquierda sigue clavando las uñas en mis costillas. Mi respiración está un desastre y la de Emma no es la excepción.

Pone ambas manos en la cintilla de mi boxer y ruego mentalmente que lo baje. Empieza a bajarlo con lentitud, mientras besa mi glande y lame con cuidado. Mi mano vuelve a su cabello y sonríe de nuevo. Termina de bajar mi boxer, dejándolo en mis rodillas, y simplemente se desliza solo.

Toma mi polla entre su mano derecha y la izquierda se mantiene en su pierna ya que está arrodillada en la cama. Me alejo un paso para que tenga más espacio a la hora de hundir la boca.

Empieza a mover mi polla, está masturbándome. Une la lengua y se mantiene lamiendo el glande mientras me masturba. Esconde los dientes y empieza a hundir mi polla en su boca. Se lo saca de su boca y me suelta. La miro con el ceño fruncido, ¡No ha hecho más que ponermela durísima!

Me sonríe y quiero zarandearla por detenerse. Me mira y mira mi polla, intercala miradas por unos segundos que parecen eternos y al final vuelve a tomar la polla en su mano y quiero saltar de la felicidad. ¡Mi pene ya no va a doler!

Pero no hace más que sostenerla. Hecha su cuerpo para atrás y yo hago lo mismo para ver qué es lo que hace. Baja su cara un poco más y antes de que pueda decirle algo, lame mis testículos, vuelve el movimiento de la mano en mi polla. Sigue lamiendo y succionando mis testículos una y otra vez. Jadeo. Saca la lengua y la sube por el falo de mi polla, cuando llega al glande, vuelve a esconder los dientes y empieza a darme sexo oral.

Le dan arcadas, sin embargo insiste en hundir más. Me desespera que no sea capaz, con el puñado de cabello en la mano mantengo su cabeza quieta y empiezo yo mismo a moverme de adentro hacia fuera de su boca, hundo mi verga y siento las arcadas de ella, sin embargo no presto atención. Sigo ejerciendo fuerza en su cabello y ella no protesta en ningún momento. Muevo su cabeza y muevo mi polla en un movimiento rítmico, sigo así durante unos minutos.

—Emma… —ambos jadeos resuenan por toda la habitación—… joder…

Dos arcadas más y es lo que tengo para correrme en su boca, alzo su mentón y las lágrimas caen por sus mejillas, traga y me sonríe como una cría.

—¿Estuvo bien? —pregunta.

—Buena niña, Emma —bajo hasta su altura y beso sus labios con gozo y satisfacción.

Nota de autora:

¿Algo que decir de Empher?