Beggar

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Christopher.

Dejo de reír de golpe cuando llaman a la puerta, dejo que pase la estúpida de Laurens, me avisa que ya están los soldados y Glecem.

Patrick se mantiene en el sillón mirando su laptop.

El pordiosero y los cinco soldados entran. Los miro a cada uno y se que el inútil de Parker ha elegido bien.

Todos me dedican un saludo militar y asiento.

-El entrenamiento es fácil -hablo y escucho a Patrick bufar-. Deben matar. ¿Preguntas?

Un soldado alza la mano y le pido que hable.

-¿A quienes vamos a matar?

¿No es muy obvio?

-Al que este al frente, al lado, atrás, al otro lado, en diagonal, en la esquina... etc -todos se mantienen en silencio y la risilla de Patrick suena-. ¿Entendido?

-Sí, coronel. -dicen al unisono.

Me pongo de pie y salgo de la oficina sin esperar a que me sigan, luego escucho los pasos en marcha de todos. Bajamos por las escaleras y llegamos al campo de tiro.

Me posicionó en medio de la arena y pongo mi silla ahí.

-Un tiro que fallen -grito-; es un tiro que yo les doy a ustedes.

Todos asienten y empiezan.

El soldado tres le da un tiro al soldado uno -si, están marcados con números del uno al seis- el soldado cuatro le da uno en la cabeza al soldado tres.

-Soldado cuatro, aquí. -lo llamo.

Rápidamente se acerca.

-Mande, coronel. -se para firme.

Saco el arma y le disparó en su brazo de tiro, haciendo que caiga su arma.

-Recoja esa mierda y vuelva al entrenamiento.

Tensa la mandíbula y toma el arma con la otra mano.

El soldado seis -o sea el pordiosero- le da al otro brazo del soldado cuatro, quien maldice entre dientes. El soldado uno le da al soldado seis en una pierna, el soldado dos le da al soldado seis más abajo del antiguo tiro. El soldado seis le tira al soldado dos, pero falla. Lo escucho maldecir entre dientes.

-Soldado seis, aquí. -llamo al perro faldero de Rachel.

Se acerca hasta mi.

-Mande, coronel -se posiciona lo más firme que la pierna con dos tiros lo deja.

Apunto el arma y disparo, haciendo que sangre su costilla. Si, le di en una costilla.

-Vuelva a tirar.

Asiente como puede y empieza a caminar quejándose entre dientes del dolor.

El soldado dos le da en la cabeza al soldado cuatro.

-Soldado dos, aquí. -lo llamo.

Traga saliva con fuerza y se acerca.

-Mande, coronel. -se posiciona firme.

Apunto mi arma en su entrepierna, disparo y por suerte le da más arriba. Grita de manera fuerte.

-Deje de ser llorón, vuelva a tirar.

Se aleja como puede y vuelven.

El seis le da al dos en un muslo y este cae al piso, pero le tira uno que iba para la cabeza, pero no llego. <Lastima>

-Soldado dos aquí -lo vuelvo a llamar.

Viene a mi gateando de dolor. Ni siquiera se puede poner de pie. No pierdo tiempo y le apunto a la cabeza soltando tiro.

Todos se quedan en silencio por minutos y lanzo un tiro al aire, que les indica que tienen que seguir.

El soldado cinco se ha mantenido limpio, pero tampoco ha dado a ninguno, ni siquiera les ha apuntado. El soldado seis le da al cinco en una costilla y da la vuelta para darle al uno en la cabeza. Lo escucho maldecir.

-Soldado seis, aquí -o sea, el pordiosero.

Se acerca cojeando, tiene dos tiros en la pierna y uno en la costilla.

-Mande, coronel. -parece un muerto andante. Me burlo.

Apunto y le doy en el brazo de tiro, de inmediato suelta el arma y gruñe.

-Tome esa mierda de arma y vuelva.

Hace caso, toma el arma con la otra mano y camina como puede.

El soldado uno le da por debajo del tiro que le di yo al soldado seis, gruñe, sin embargo le da un tiro perfecto en el estómago al soldado cinco, quien parece morir por esa bala. El soldado uno no se detiene y le apunta de nuevo al soldado seis, pero él es más rápido y le da en los dedos, rozandole la mejilla. El soldado uno gruñe y eso le permite al soldado seis disparar y en cuanto dispara, el soldado cinco le da en el brazo, donde tiene el arma. El soldado seis vuelve a tomar el arma del suelo y le da al soldado cinco un poco más abajo del ombligo, dejándolo como un llorón, el soldado cinco solo queda ahí tumbado.

Apunto mi arma y le doy en la cabeza. «Que se lo lleve el demonio»

Todo queda entre el soldado uno y el soldado seis. Pero no hay tiempo, porque el soldado seis le da en la cabeza al soldado uno.

-Soldado seis, aquí -Glecem se acerca como puede.

-Mande, coronel.

Hace muecas ante el dolor.

Apunto el arma y le doy en el antebrazo.

-Muy bien, pordiocero -me pongo de pie-. Ya ganó, puede irse.

Patrick entra de nuevo al lugar y mira a cada uno de los que están tirados en la tierra.

-Felicidades, oficial -vuelve a mirar todo- supongo.

El pordiocero solo asiente y parece que se quiere morir, empiezo a caminar hacia la salida y Patrick habla.

-¿No vas a ayudarlo?

-¿Me ves cara de pordiosero? -lo miro-. Ayúdalo tu, ya que eres un alma caricativa.

Salgo del lugar y escucho la risa de Patrick.

-Eres un cabron. -golpea mi hombro.

Niego con la cabeza y sigo caminando. Espero se muera ese pordiosero para ver si deja de joder la vida de MI Emma.

Hablando de la malcriada esa, creo que debería llevarle un pastel, quizás de fresa, o de chocolate, quizás le guste el de vainilla. No se, llevaré uno de cada uno.


Vuelvo a la oficina y Rachel está ahí sentada. Pido paciencia a los seres inexistentes y me siento frente a ella.

-Teniente.

-Christopher. -el odio en su voz no se hace esperar.

-¿Que quiere?

-Hablar -sonríe-; más bien, advertirle.

-Dejate de estupideces y habla ya.

-Solo venía para decirle que cuide bien a mi hermana -sonríe y se pone de pie-. Le puede salir costoso su juego.

-No me preocupas, Rachel -me encojo de hombros-. Tu sufrirás las consecuencias de lo que hagas. Y yo tengo cara de karma.

Tensa la mandíbula y sale de la oficina.

Qué día tan largo, tanto como mi polla.

Nota de autora

Espero les haya gustado y no se hayan aburrido.

Chao.

Empher#1 (Christopher X Emma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora