Dos

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—¿Estás preparada, nena?

Coge mi cara entre sus manos y respiro hondo. Estoy nerviosa, sé que mi familia se lo tomará bien pero no puedo evitar ponerme nerviosa.

Asiento cuando creo que tengo los nervios a ralla y coge mi mano para salir de la cocina y enfrentarnos a nuestras familias. Mis padres están sentados en el sofá junto a los gemelos, mientras que Rainer están en la mesa de comedor e Isabela a su lado de pie.

Es una visión un poco triste. Es como ver esas telenovelas que te hacen hervir la sangre al ver a la esposa triste aguantando junto a un marido imbécil.

—¿Nos vais a decir de una vez para que nos hicisteis venir? —pregunta en una queja el padre de los gemelos.

Ethan lo ignora porque está demasiado feliz por la noticia y su felicidad llena mi corazón.

Me aprieta la mano y se pega más a mí.

—Loren y yo tenemos algo importante que deciros —comienza y me mira esperando que yo lo diga.

Miro a los presentes en nuestro salón que nos observan entre curiosos y extrañados. Me sale la risa floja por los nervios y mi madre abre la boca porque me conoce demasiado bien y una madre siempre lo sabe todo.

—¡Estoy embarazada! —exclamo antes de que grite.

La respuesta fue silencio porque sus mandíbulas rozaron el suelo hasta que mi madre saltó alegre, es la primera en venir a abrazarme.

—Enhorabuena mi niña —me aplasta entre sus brazos—. ¡Por fin voy a ser abuela!

Mi madre no deja de aplastarme entre sus brazos diciéndome lo mucho que deseaba un nieto y que va a ayudarnos en todo lo que necesitemos. En cuanto se emociona coge su bolso para buscar un pañuelo. Mi padre que estaba detrás de ella se acerca me besa la frente con cariño y luego dirige esa mirada fulminante de padre protector hacia Ethan.

—Ahora tienes dos responsabilidades Ethan, ya hablamos de lo que pasaría si haces daño a mi hija —arqueó una ceja—. Ahora también tienes que cuidar a mi nieto.

—Siempre voy a cuidar a mi familia, se lo prometí una vez y lo seguiré haciendo neo —me rodea los hombros con el brazo y besa mi sien con dulzura.

Mi madre no deja de hacer escándalo pensando en cómo será el bebé, en lo que va a disfrutar tejiéndole ropita y llevándolo de paseo y presumiendo de tener un nieto que saldrá igual de guapo que su padre. Y no faltan las críticas hacia mi porque espera que no sea igual de molesto que yo.

Dos cabezas rubias idénticas se acercan y se quedan mirándome con curiosidad como si fueran dos mascotas comprobando si es algo es peligroso antes de acercarse.

—¿Vamos a ser tíos? —pregunta Freddie poniendo ojitos de cachorro.

—Vamos a ser tíos Freddie —le responde su hermano.

—Tío —dice Freddie asintiendo y chocando con el puño el brazo de su hermano.

—Tío —responde Josh de la misma manera con la sonrisa bromista que tienen esos dos devolviéndole el puño en el hombro asintiendo.

—Tío —asiente como tontos al mismo tiempo.

Mis cabezas huecas rubias. Me encantan sus tonterías y agradezco muchísimo tenerlos en la familia.

—¿Podremos jugar con él, cuñada? —alza la mano Freddie para que les preste atención.

—Claro que si, cariño —respondo acariciándole la mejilla—. Pero cuando crezca y con cuidado.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora