Cuarenta y ocho

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ETHAN

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ETHAN

Salgo del baño asegurándome de subir bien la cremallera del pantalón y vuelvo a mi escritorio. Me pongo cómodo en mi silla, reclino un poco el respaldo hacia atrás y cruzo una pierna por encima de la otra quedándome así unos instantes. Giro la silla y contemplo el paisaje de mi ciudad favorita en el mundo. Tuve mis dudas de a donde mudarme cuando tuve que salir de California. Quería irme al otro lado del país con tanto enemigos que hice allí, al principio dudé si irme a Nueva york, parecía le mejor lugar. Todo el mundo me decía que era una gran ciudad para emprender, pero estaba harto de los climas fríos, de la nieve, para tener nieve me volvía a Noruega por mucho que odie ese maldito país por los recuerdos horribles que me hace revivir. 

Al principio dudé si mudarme a Miami pero ahora veo que fue la decisión correcta después de haber encontrado a la mujer de mi vida aquí. Esta es ahora mi ciudad favorita, encontré a la mujer que amo y vamos formar la familia que siempre he deseado.

Hablando de la mujer que amo. Llevo demasiadas horas sin verla. Voy a escribirle un mensaje para que mueva ese culito a mi despacho cuando mi portátil se queda con la pantalla en negro de golpe. Pulso una tecla pero no reacciona y de golpe se ilumina con un video que sí o sí e obliga a darle a reproducir ya que no me deja cerrarlo. Muevo el ratón y pulso, un rostro que hacía demasiado tiempo que no veía, y que reconocería así pasaran cincuenta años.

—Hola Ethan —saluda una voz y un rostro que creí que nunca volvería a ver—. Seguramente estarás muy sorprendido de recibir noticias mías. Yo sí he estado muy al tanto de tu vida y no precisamente porque tú me visitaras para contármelo. Aunque ya hablaremos de eso en otro momento.

Un mal presentimiento se instala en la boca de mi estómago.

—Hemos tenido asuntos pendientes de los que ocuparnos desde hace muchos años. Tú lo habrás olvidado o lo habrás ignorado. Yo jamás me he olvidado de ti, Ethan Langford.

Su sonrisa siniestra consigue ponerme los pelos de punta.

—Nunca olvidé lo que hiciste y por eso he cogido lo que más amas en este mundo para hacerte el mismo daño que tú me hiciste a mí.

No.

Me pongo en pie de golpe agarrando con mucha fuerza el borde de la mesa sin perder de vista la pantalla.

—Eso es Ethan —mueve la cámara del móvil mostrando lo que hay en los asientos traseros—. Me he llevado a tu mujer y al retoño que lleva dentro y no volverás a verlos nunca.

Mi mujer. Mi nena. Mi vida. Mi corazón. Mi familia. Mi Loren con mi hijo.

Está tumbada en los asientos traseros con las manos atadas, parece dormida. 

¡¿Qué mierda les hizo ese puto desquiciado?!

—Despídete Langford —devuelve la cámara a su cara—. Haré desaparecer lo que más te importa para que sufras.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora