Treinta

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Dejo la plancha y el cepillo a un lago al acabar y me quedo mirando mi reflejo al notarme rara e incómoda.

—Bueno días garbancito —me acaricio la barriga bajo la blusa—. No me olvido de que estas ahí.

Aprieto los labios. Que náuseas. No quiero vomitar maldita sea. Parece que la ganas de vomitar se me calman y puedo salir del baño. Voy a por el blazer antes de ir a la cocina donde Karen ya está preparando cosas. Ethan junto a la isla con su taza de café vestido y peinado. Me dejo caer en la silla de la mesa donde desayunamos.

—¿Qué quieres desayunar, cielo? —me pregunta Karen.

—No quiero desayunar —gimoteo bajito.

Tanto Ethan como Karen se quedan perplejos y me miran como si estuvieran ante un extraterrestre.

—¿No quieres nada?

Sacudo la cabeza.

—Tengo náuseas.

Ethan se arrodilla a mi lado.

—Te voy a preparar una manzanilla calentita con jengibre que te va a calmar el estómago enseguida —exclama Karen.

—¿No te apetece nada de nada? —me pregunta Ethan—. No puedes ir a trabajar sin comer.

Se levanta a la isla y coge un plato. Lo pone en la mesa para mi. Es una tostada con mantequilla. Huele bien y tiene muy buena pinta. Mi estómago no quiere ingerir nada, si lo hago seguro que vomito.

—Tienes que comer algo, nena, no puedes ir con el estómago vacío.

—No quiero —aparto el plato.

Aunque tiene buena pinta ahora mismo no soporto la comida.

—¿Y si te preparo una tostadita con Nutella?

Hasta la Nutella me está revolviendo el estómago.

Niego con la cabeza.

Siento su gran y caliente mano apoyarse en mi vientre. Sonrío poniendo las mías encima. De repente siento mucha calma. Su tacto y calor me calma y relaja. Se sienta a mi lado pasando el brazo por mi espalda hasta podarlo de nuevo en mi vientre y se queda a mi lado mientras me bebo la manzanilla.

Karen me prepara para que me lleve unos trozos de manzana, unos pocos frutos secos y limonada que calmarán mi nauseas.

En el despacho me centro en el trabajo para no pensar en las nauseas. Recibo un mensaje de Marisa que me quiere enseñar algo y bajo al piso donde trabaja mi equipo. Saludo al pasar y me encuentro a Marisa coordinando con el resto del equipo. Me enseña un par de cosas que necesitamos para una campaña de una empresa y todo me parece magnifico. Mi equipo trabaja de maravilla y a una velocidad brutal ya que aun tenemos tiempo para terminar el proyecto que nos pidieron.

Hice algunos cambios que mejoraron el proyecto y todos se pusieron manos a la obra con lo que quedaba por hacer. Estaba viendo a mi equipo trabajar cuando me fijé en una esquina de la gran mesa principal vacía donde pusimos a trabajar al chico en practicas, Elliot.

—¿Dónde está Elliot? —pregunté a Marisa que es con quien más confianza tengo al ver que el chico no está trabajando.

—Le han dicho que le van a suspender las practicas y últimamente no parece tener mucho animo.

—¿Quién le ha dicho que le van a suspender?

Marisa se encoge de hombros negando porque no sabe quién.

—¿Sabes donde está?

—Creo que se esconde en los baños —dice uno de los chicos de la plantilla.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora