Cuarenta y nueve

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ETHAN

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ETHAN

No hay nada peor en el mundo que ir en una ambulancia con la persona que amas inconsciente en una camilla perdiendo sangre por culpa de alguien al que consideraste un hermano. Pero lo peor es llegar al hospital y que no te permitan pasar y te digan la fatídica frase de: «Si quiere ayudar a su mujer déjenos hacer nuestro trabajo».

Mi trabajo es permanecer al lado de Loren para el resto de mis días. Saber que lucha para mantenerse con vida sin que yo pueda hacer nada es como si me echaran a un pozo del que no podré salir jamás si no es con ella a mi lado.

—La doscientos veintiuno está libre y lista —ordena una de las enfermeras.

Me quedo plantado ante las puertas abatibles del hospital sopesando pasarme por los cojones los avisos de los médicos y entrar.

Patrick me sujeta e intenta que vaya a sentarme. Me quiero pasar las manos por la cara y noto la sangre que mancha mi piel y mi ropa.

Es la sangre de Loren.

Hace que entre en el baño porque estoy paralizado viendo tanta sangre. Manda a Sergei a buscarme ropa y me acompaña a limpiarme. Afloja la corbata hasta quitármela y a la fuerza me saca la chaqueta del traje. Lleva mis manos bajo el grifo y echa jabón.

Tengo la sensación de que este cuerpo no es mío, ya que no tengo el control. No se moverse solo quedarme espantado con la sangre en mis manos.

Es Patrick quien me tiene que frotar las manos y cuando me traen ropa limpia me hace reaccionar para que me cambie.

De emergencia me metí una mochila con ropa limpia para varios días por si a Loren se le cruzaban los cables un día y me echaba de casa. Con el vaquero puesto y la sudadera me dejo caer en la tapa del vater pensando que estoy en una pesadilla muy realista y que ya quiero despertar.

Tuve suficiente.

Meto la ropa manchada de sangre en la basura y me obligo a espabilar. No puedo comportarme como un imbécil ahora. Tengo que tener la cabeza centrada.

Sigo sin tenerla cuando salgo y sigo sin noticias.

Paseo de un lado a otro por la maldita sala de espera donde los medicos y enfermeras están cansados de que insista en preguntar cada cinco minutos como está Loren, ninguno me dice nada, todos insisten en que me calme y espere. 

¿Como pretenden que me calme si mi mujer está al borde de la muerte por mi culpa? 

La necesito en mi vida, a ella y a mi hijo, sino mi vida se convertirá en un infierno insoportable lleno de vacío y culpabilidad constante por el recuerdo de este día si pierdo al amor de mi vida.

Mark que llegó con su mujer hace unos minutos llamados por Patrick se me acerca.

—Ethan, por favor, siéntate —insiste Mark obligándome a sentarme en una de esas sillas de plástico que tienen todos los hospitales—. Si te pones así solo conseguirás sentirte peor, cálmate y verás que el tiempo pasa más deprisa.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora