Doce

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ETHAN LANGFORD

—Espera, me está llamando Patrick —me dice antes de dejarme en espera.

Que oportuno el Patrick, joder. Quizá podría haber tenido una llamada caliente con mi mujer, seguro que así llegaba antes y con muchas ganas de su marido.

Esperé paciente hasta que el pitido del corte de llamada me perforó el tímpano congelándome la sangre en el momento en que sentí una mala sensación en la boca del estómago. Deprisa pulso rellamada pero pasan los segundos y los malditos pitidos me desesperan cuando no me contesta.

—Loren joder —murmuro desesperado llamando de nuevo.

El peso del mundo me cae encima y me sujeto de la mesa cuando todo me da vueltas. Me pitan los oídos y ya no oigo nada. Me arde el pecho y me cuesta respirar.

Cuelgo la llamada con los dedos temblando y la vista borrosa y salgo corriendo al ascensor marcando a Patrick. Cagado de miedo, asustado como en toda mi vida consigue explicarme lo que ha pasado entre gritos histéricos míos y de él. 

—¿Donde está Loren? —grito en cuanto me contesta.

—Ethan...—su tono no me gusta.

—Patrick, ¿que cojones pasa?

Lo siguiente que sé es que perdí la noción de todo teniendo como único objetivo llegar, a tal punto que conduje tan rápido que si no me estampé fue de milagro. Conduje rezando que solo fuera un susto y que ella esté bien. Recorro las calles más cercanas y cuando oigo las ambulancias piso el acelerador importándome una mierda que me griten y adelanto sin parar hasta llegar a la calle donde están todos parados curioseando y los policías redirigiendo el tráfico.

Dejo el coche de malas maneras saliendo a toda prisa al ver las ambulancias. Veo a lo lejos a Loren en la camilla que están a punto de subir en la ambulancia.

Corro con el alma escapandose de mi cuerpo y me frenan unos policías.

—No se puede pasar —me sujetan.

—¡Aquella es mi mujer! —grito sin perder de vista la ambulancia a la que la suben—. ¡Es mi mujer!

—Déjalo pasar, joder —le grita otro policía que reconozco pero no me puedo parar.

Salgo corriendo en cuanto me suelta y llego hasta la ambulancia. La veo tumbada en la camilla sujeta por correas con los ojos cerrados, llena de sangre en la cara por los muchos cortes y pierdo un poquito más mi vida por la boca.

—Es mi mujer —digo antes de que me impida el paso.

—Suba —dice antes de cerrar la puerta detrás de mí.

Agarro la mano inerte de Loren con un nudo muy fuerte al verla tan quieta.

—Está embarazada —informo al médico que está alrededor de ella revisándola y colocándole una máscara de oxígeno.

—No parece tener heridas graves, señor, puede estar tranquilo.

Tranquilo estaré cuando mate al gilipollas que provocó el puto accidente pero no lo digo, solo lo pienso.

Le beso el dorso de la mano apretando su pequeña mano entre las mías. Veo el anillo en su dedo anular y me arden los ojos y tengo más pánico que en toda mi vida.

¡Joder!

Nena despierta, por favor.

Tengo ganas de gritar y de golpear algo. De pedir explicaciones a quien coño me está jodiendo tanto la vida. A Dios o a quien coño dirija mi vida que deje de joderme de esta manera. Fue a tocar lo que más y lo único que me importa, y ahora cuentan por dos.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora