Trece

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Me reí agarrándome a su brazo temiendo tropezar. Aunque me tropezara sabía que los brazos de Ethan me sujetarían para evitarlo. Su brazo siempre está alrededor de mi cintura dándome confianza y esta vez podía caminar con su otra mano cubriendo mis ojos con confianza.

—¿Preparada?

Asentí y dos pasos más paramos.

Estábamos en el garaje y antes de abrir las puertas me dijo que era una sorpresa y me cubrió los ojos colocándose detrás de mi guiándome lentamente. Estaba emocionada por esta sorpresa, la última vez que me guió así fue en mi anterior cumpleaños y me encontré con mi precioso Chevrolet. Mi estómago cosquillea con la idea de que había arreglado mi coche o que como capricho me había comprado uno nuevo que médico iba a encantar.

—3...2...1...—me descubrió lentamente los ojos que se fueron acostumbrado de nuevo a la luz.

Mi sonrisa se esfumó en segundo y las cosquillas murieron por ver lo que tenía delante.

Esto no era un coche nuevo para mí. Era mucho peor porque un monstruoso coche que además estaba ocupando la plaza donde debía estar el Audi que no está por ninguna parte.

—¿Has cambiado el precioso Audi por...por...esto? —pregunto alucinando.

El enorme Dodge Durango negro brillante y nuevo estaba aparcado delante de mi ocupando casi toda la plaza. Cuanto más lo miro más feo me parece.

—Tranquila, nena —coge mi mano y señala detrás de mi —. El Audi sigue aquí.

Miro por encima de mi hombro en una plaza diferente entre otros dos coches de lujo y suspiro, adoro demasiado ese coche..

—En este coche irás más segura —asiente orgulloso—. Tiene muchas modificaciones como los cristales antibalas, los neumáticos más duros y además por dentro es más cómodo para que puedas conducirlo incluso cuando estés de más meses.

—A mi me gustaba el Audi —murmuro por lo bajo.

—Te cambio el Audi por nuestro bebé cuando nazca.

Miro el coche y luego miro mi vientre rodeándolo con mis brazos protectores.

—No, bebé mío —digo como niña pequeña—. Ya no quiero conducir.

Ethan se ríe y me toma de las manos besándolas.

—Vas a ser una mami maravillosa —me sonríe con dulzura tocando mi vientre—. Espero que el garbancito salga igual que tú.

—Saldrá tan guapo como su papi, lo presiento —me pego a su pecho rodeando su cintura con los brazos.

—Yo quería una niña —gruñe por lo bajo en mi oreja—, tan preciosa como tú.

Me río.

Nuestro momento tierno es interrumpido por el ascensor y por encima de mi hombro veo a mis guardaespaldas llegar hasta nosotros. Patrick tiene llave y acceso a todo por seguridad por eso no me sorprende que puedan entrar, lo que no entiendo es que hacen aquí.

—¿Para que querías que viniéramos? —pregunta Patrick tras saludarme con un beso en la mejilla, le estoy cogiendo mucho cariño a mi pesado guardaespaldas que estaba cogiendo las malas costumbres neuróticas de Ethan.

—Quería que vierais el nuevo coche —señala Ethan orgulloso.

Hasta a los guardaespaldas les cuesta no mirar con horror el coche.

—Mi familia irá bien protegida ahí atrás —me abraza Ethan con cariño—. Además dejé unos cojines para...

—¿Como? —exclamé interrumpiéndolo —. No quiero ir atrás, me gusta ir delante.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora