Veintiséis

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Tengo hambre.

Abro los ojos de golpe en medio de la oscuridad de la habitación por las cortinas corridas del todo, ahora no soy capaz de dormir sin oscuridad absoluta. Me gustaba que hubiera algo de luz para ver a mi maridito tan guapo. La vida me dio un adonis hermoso bien musculoso por todas partes para que disfrute de las vistas.

Con sumo cuidado aparto su brazo de mi cintura y salgo de la habitación de puntillas hasta la cocina. Busco en el armario el pan y la Nutella. Pongo las rebanadas en la tostadora y en cuanto salta le unto la Nutella que se derrite despacio sobre el pan. Le doy el primer mordisco y ya noto su presencia entrando en la cocina pegándose a mi espalda.

—Busco a mi mujer que se levantó muy rápido de la cama —me mordisquea el cuello y me encojo riendo.

—Es que tenía hambre.

Le ofrezco la tostada a la que le da un mordisco. Me agarra de la cintura sentándome sobre la encimera y se acomoda entre mis piernas robándome otro mordisco de la tostada.

—¡Eh! Mi tostada —hago pucheros y me como rápido mi tostada antes de que me la robe.

—Es que está muy buena.

Mete otro pan en la tostadora. Acabo la que tengo en la mano y me ofrece un mordisco de la que termina de hacer.

Los momentos así con él son mis favoritos, son tan relajantes. Así los dos solos en silencio besándonos, acariciándonos y metiéndonos mano.

—Me pones más caliente que al pan.

—Que cosas más bonitas me dices —le rodeo el cuello con los brazos.

—Es que estás que crujes, nena —mira mi cuerpo y esa mirada me sube la temperatura.

Se levantó inspirado. 

Lleva mi culo hasta el borde de al cintura juntando nuestras pelvis lo máximo posible y hunde la cara entre mis pechos restregándose muy cariñoso. Me pasa las manos por la cintura y me acaricia la espalda y queda así respirando en mi piel. Deja un beso en mi pecho y me pide que le de tostada sin moverse.

—¿Qué te pasa? —suelto una risita—. Estás muy cariñoso.

Le paso una mano por el pelo y se estremece.

—Me desperté con ganas de mi nena.

Se incorpora y le cambia a una sonrisa traviesa. Mete las manos debajo de mi camiseta y agarra el borde de mis bragas tirando hasta quitármelas y luego me abre bien las piernas. Alcanza el bote de Nutella. Hunde dos dedos manchándose bien y yo trago saliva anticipando lo que va a hacer. Deja el tarro y se pone de rodillas. Pego un pequeño brinquito cuando me mancha tocándome bien con esos dedos. 

—Voy a desayunar —dice travieso chupándose los restos de los dedos antes de hundir la cabeza en mi sexo lleno de chocolate.

—Joder —grito con la primera lamita y me aferro a la encimera con una mano y con la otra le tiro del pelo.

[...]

Hace una semana decidí apuntarme a unas clases de preparación al parto. Nos reuníamos una vez por semana un grupo de madre primerizas para aprender de cara al parto y a cuidar a nuestro bebé. Teníamos una clase una vez por semana de una hora. Estábamos en un estudio donde imparten clases de todo tipo.

Esta era mi segunda semana. El primer día solo nos presentamos. Las futuras madre como yo que asisten a la clase están en diferentes etapas del embarazo. Hay dos que tiene una semana de diferencia y tienen una gran barriga de casi seis meses. Otras están como yo y otras hace poco que se quedaron embarazadas. Es agradable estar entre mujeres que me entiende.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora