Epílogo

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ETHAN

Me muevo suavemente de un lado a otro palmeando despacio la espalda del bebé notando que se va durmiendo sobre mi hombro.

Suspiro mirando su dulce carita a través del espejo.

Tiene unos grandes mofletes rosados, unos pequeñitos labios entre abiertos haciendo morritos y bajo esos pequeños párpados esconde unos preciosos ojos azules como los míos. Y no hay nada que me de más orgullo que qué mi hijo tenga mis ojos. Bajo el fino gorrito de lana tejido por su dulce abuela esconde una abundante cabellera rubia digna herencia Noruega de los Langford.

Es el niño más precioso que he visto en mi vida. Es la mezcla perfecta y única de Loren y yo, aunque tiene mucho más de mí.

Lo siento removerse y abrir los ojos bostezando y gruñe pataleando. Estoy seguro que de carácter será igual que ella.

—Shh...tranquilo, campeón —murmuro acunándolo entre los brazos mirando enternecido como mueve sus manitas y parpadea con el sueño tratando de vencerle—. Aunque mamá sea mala y no esté yo me quedaré hasta que te duermas.

Un carraspeo hace que mire hacia la puerta.

—¿Cómo que mala? —murmura acercándose y apoya su mejilla en mi hombro mirando a la pequeña bolita envuelta en mantas entre mis brazos—. Mami ya volvió y viene a dormir a su pequeño príncipe.

Le doy a nuestro hijo que se retuerce entre la manta y alza sus manitos para intentar alcanzarla.

Mi nena tararea una pequeña nana meciendo con suavidad al pequeño que bosteza de nuevo y cierra los ojos quedando dormido.

—Nunca pensé que podría llegar a decir que existe alguien más guapo que tú —murmura divertida y me mira.

Me aprovecho a darle un beso y le rodeo la cintura.

—Y yo nunca pensé que alguien podría ser más guapo que yo —respondo en su mismo tono.

—Es tan precioso —murmura acariciando su mofletes gorditos—. Tan tierno y suave —lo aprieta más contra ella y aspira su olor—. Y huele tan bien.

Mientras ella estruja a nuestro hijo yo la estrujo a ella besando su cuello.

—Quiero otro —murmuro—. Tú acaparas a todas horas a Ander.

Ander Langford el hijo más precioso que Loren y yo pudimos tener. El nombre fue perfecto para él, que mejor que un nombre que signifique lo valiente y luchador que fue desde la tripa de su madre con todo el peligro que sufrió.

La pequeña bolita que comparte mis genes y los de mi hermosa mujer nos robó el corazón en cuanto nació y nos miró con esa pequeña y dulce carita gordita además de esos ojos iguales a los míos. Fue un parto prematuro por culpa del estrés que Loren sufrió. Fue sietemesino, pasamos unas semanas angustiosas con él en la incubadora. Era demasiado pequeño y frágil, pero finalmente salió a delante y ahora está sano como un roble. Se termina todo los biberones como un campeón y duerme del tirón toda la noche. Se pasa el tiempo tranquilo y llora poco, solo si tiene hambre o necesita un cambio de pañal. Eso sí, cuando llora se enteran hasta en el otro lado del planeta, menudos pulmones, pero es un gusto que sea tan tranquilo casi siempre.

Al adelantarse no pudo dar a luz en Noruega como queríamos pero hace una semana cuando cumplió los cinco meses viajamos con él a Noruega y lo bautizamos allí para que mi abuela pudiera conocerle.

Me llena de orgullo que se parezca tanto a mí. Es igual en todo, menos en la nariz y los mofletes gorditos, que son como los de Loren.

Tengo un hijo. Me parece tan increíble. Hace un tiempo no creí que llegaría nunca a formar una familia, no me creía capaz de enamorarme. Hasta que llegó una preciosa morena a mi vida.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora