Catorce

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Mi pobre maridito me confesó que no fue capaz de decirle a mis padres sobre el accidente, no quería decepcionarlos. Si se lo dijo a mis niños rubitos que vinieron a casa con un montón de cochecitos de cuando eran pequeños que querían regalarle a su sobrinito favorito, aunque al final se pasaron toda la tarde jugando ellos en la alfombra. Quien vino también a día siguiente fueron Derek y Rebe a traerme unos regalos y Hans se pasó toda la mañana conmigo lo que me vino bien porque Ethan no me dejó salir a trabajar y a la charla que tuvimos antes de dormir sobre ser un pesado sobreprotector me quedé en casa porque el doctor lo pidió y Patrick se plantó en la puerta para impedirme salir.

Panda de traidores que se asociaron contra mí.

La visita de Hans me vino bien para no aburrirme y también trajo sus cosas de peluquería y nos hicimos unos tratamientos capilares y faciales y además me hizo un manicura con brillitos preciosa. Ahora tengo las uñas largas para arañar el cuerpo de mi hombre.

—¿Te gustan mis uñas? —le pregunto saliendo del coche.

Entrelaza nuestros dedos y me da un beso en los nudillos.

—Tan bonitas como tú —me guiña un ojo.

Nos acercamos a la puerta de casa de mis padres y meto la llave.

Misteriosamente mis padres me llamaron ayer para invitarnos a comer a pesar de que estuve aquí hace poco.

—¡Hemos llegado! —exclamo cerrando detrás de Ethan.

—Loren —mi madre asoma desde la cocina con cara de pánico.

—¡Langford! —grita mi padre bajando la escalera a toda prisa y lo último que me esperaba era verlo bajar con su vieja escopeta.

Ethan con cara de pánico da un paso atrás chocando con la puerta cerrada al ver a mi padre bajar y apuntarle con la escopeta. Levanta las manos asustado pero resignado.

—Que sea rápido —murmura cerrando los ojos.

—¡Papá! —exclamo metiéndome en medio para proteger a Ethan.

La escopeta es de balines y lleva años estropeada pero eso Ethan no lo sabe y la cara de susto creo que no se le quitará en mucho tiempo.

Y aunque la escopeta no dispare podría golpearle con ella y mi padre, según fuentes confiables ósea mi madre, tiene un historial delictivo de peleas y de golpear fuerte.

—Dejé que te llevaras a mi niña prometiéndome que la cuidarías y me entero por las noticias que mi pequeña y mi nieto tuvieron un accidente de coche.

Joder. Malditas noticias.

—Papá, venga deja eso —intento bajar las escopeta pero se resiste apuntando a Ethan por encima de mi hombro—. Mamá y tú me enseñasteis a defenderme sola y a valerme por mi misma. Él no tiene la culpa.

—Lo sé, pero él está para asegurar tu bienestar y el de mi nieto.

—Y lo hace papi, me protege, a veces demasiado —le echo una mala mirada por encima del hombro pero vuelvo a centrarme en mi padre—. Mis guardaespaldas también me protegen y Ethan me trata como una reina. Además sé que lo adoráis.

Mi madre observa la escena atenta como si estuviera viendo uno de sus culebrones muy entretenida en la entrada de la cocina sin intervenir. Mi padre gruñe pero termina cediendo.

—Esta vez lo dejaré pasar —baja por fin el arma—. Pero como haya una próxima no te libras, chico. Estoy muy enfadado.

—Lo siento, lo siento —Ethan traga saliva un poco asustado—. No volverá a pasar lo juro, señor.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora