La noche se oscurecía velozmente, y un frío gélido anunciaba el inminente final del año. El ambiente en casa era una mezcla de nervios y emoción, mientras nos preparábamos para celebrar la llegada del nuevo año.
Mamá y tía Daliza trabajaban incansablemente en la cocina, el aroma de la cena navideña inundaba cada rincón de la casa. Por su parte, Tamara se entretenía tomándose selfies con su móvil, inmersa en su propio mundo. Michael, con los auriculares puestos y los ojos cerrados, parecía ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor, disfrutando de su propia burbuja de tranquilidad. Lola, siempre tan tímida, me ayudaba a llevar los platos a la mesa con una sonrisa que luchaba por asomar entre su habitual reserva.
De repente, el timbre de la puerta interrumpió la armonía. Corrí a abrir y allí estaba Mat, con su sonrisa encantadora y su cabello alborotado como siempre. Vestía una sencilla camiseta blanca y jeans negros, pero para mí, era el hombre más atractivo del mundo. Lo invité a pasar y juntos nos dirigimos a la cocina, donde se ofreció a ayudar a mi madre y a mi tía Daliza.
Edwar se acercó a nosotros con una expresión un tanto apenada.
—Familia, lamento mucho tener que decirles esto, pero me acaban de llamar del trabajo en Estados Unidos y tengo que irme. Necesitan que redacte unos documentos urgentes, así que... no podré estar en la cena. Los quiero mucho a todos y les deseo un feliz año nuevo.
Las palabras de Edwar cayeron como un balde de agua fría. Tía Daliza lo miró con incredulidad, y yo sentí un nudo en la garganta. No podía creer que mi hermano se perdería nuestra cena familiar. Mamá, por su parte, parecía esperarlo y no mostró demasiada sorpresa.
Tía Daliza y mamá se acercaron a Edwar para darle un fuerte abrazo, y los demás hicieron lo mismo. Por último, me acerqué a él y me miró con una expresión de disculpa.
—No quisiera que te fueras en la cena familiar… pero sé que esto es muy importante para ti así que, suerte hermano mayor y... feliz año —digo para luego darle un abrazo un poco más fuerte de lo habitual, queriendo retener ese momento un poco más.
—Lo siento, Susan —responde Edwar, su voz cargada de pesar.
Nos dirigimos todos a la mesa, una gran mesa redonda que nos reunía a todos. Era uno de esos momentos en los que el tiempo parecía detenerse, donde las risas y las historias se entrelazaban, creando un ambiente cálido y acogedor.
—Es un fastidio comer en medio de tanta gente —comenta Mat en voz baja, mirando a su alrededor con una expresión divertida.
Río suavemente.
—Esta es una de las cosas que haces por amor, ¿no crees?
—Podría decirse que sí —responde con una sonrisa pícara.
Continuamos cenando mientras nos sumergíamos en un mar de recuerdos. Escuchamos las anécdotas de mi madre y la tía Daliza, historias llenas de romanticismo, aventuras y alguna que otra travesura juvenil. Cada relato era una ventana al pasado, una oportunidad para conocer mejor a las mujeres que habían moldeado nuestras vidas.
La tía Daliza, con su característico brillo en los ojos, toma un sorbo de su vino.
—¿Y cómo te sentiste al recibir la noticia de tu beca, Susan?
Un silencio se instala en la mesa, y siento cómo mis mejillas se colorean.
—Eh... yo, muy feliz, por supuesto. No pensaba que obtendría una beca.
—Te felicito, hija —dice mi madre con una sonrisa cálida.
La tía Daliza, sin perder de vista a Mat, continúa.
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El Sueño De Susan✔️
RomanceEl sueño de Susan, es un viaje apasionado de amor, sueños y perseverancia. Con una imaginación desbordante y un corazón lleno de sentimientos, ella se embarca en una búsqueda para convertirse en una escritora destacada. A pesar de los retos y dificu...