Mientras conducíamos de vuelta a la ciudad, un silencio denso envolvía el interior del coche. Ni Marco ni yo habíamos pronunciado una sola palabra en todo el camino. Mi cabeza, como una nube solitaria, vagaba por un cielo infinito de pensamientos.
No entendía por qué mi mente estaba tan inquieta. Siempre estaba analizando, cuestionando, buscando respuestas. A veces, papá me decía que pensar demasiado podía ser perjudicial. Sus palabras resonaban en mi interior, pero mi mente seguía divagando.
La voz suave de Marco me sacó de mi ensimismamiento.
—¿En qué piensas? —preguntó, sin apartar la vista de la carretera. Me sobresalté levemente.
—Lo siento, estaba pensando... en Mat… en todo lo que está pasando.
Marco carraspeó, su voz transmitiendo una calma reconfortante.
—Sé que es muy difícil, pero saldrá adelante, ya lo verás, Ninfa. No te preocupes —su mano se posó sobre la mía, acariciándola suavemente. Le devolví la sonrisa, pero no era una sonrisa genuina. Era más bien una máscara que ocultaba mis verdaderas emociones.
—Perdón —murmuré.
Marco alzó una ceja, confundido.
—¿Perdón por qué?
—Te he tenido un poco olvidado estos últimos días...
—No te preocupes, no es nada. Son tus amigos, tenías derecho a compartir y tener tu espacio con ellos —respondió con una sonrisa amable.
—Lo sé, pero aun así siento que no te he dado la atención que mereces como mi pareja.
Un silencio se instaló entre nosotros. Marco parecía considerar mis palabras con detenimiento. Finalmente, habló.
—Estás terminando de sanar... y yo estaré aquí siempre, para ti.
Apoyo mi cabeza sobre su hombro, sintiendo la calidez de su cuerpo.
—Te quiero, Marco —susurro, mi voz apenas un susurro en la noche.
—Yo te amo, Ninfa —responde él, su voz ronca y llena de ternura.
Escucho su voz a lo lejos mientras el sueño comienza a envolverme como una suave manta.
—Gracias... —susurro, mi conciencia está desvaneciéndose poco a poco.
***
Abro los ojos lentamente, desorientada. La luz del sol se filtra por las cortinas, creando un ambiente cálido y acogedor. Alzo la vista y encuentro los ojos de Marco fijos en mí, llenos de una sonrisa cálida.
—Ya llegamos? —pregunto con voz somnolienta, mirando a mi alrededor.
Marco ríe suavemente.
—Anoche llegamos. Dormías tan a gusto que no quise despertarte.
Me siento y estiro mis brazos.
—Me quedé dormida. Oh, sí, ya lo recuerdo.
—Levántate —dice Marco poniéndose de pie—. Preparé el desayuno y no quiero que se enfríe.
Levanto una ceja, sorprendida.
—¿Desde cuándo cocinas?
Marco sonríe, mostrando sus blancos dientes.
—Es mi primera vez, espero que te guste, Ninfa.
—Oh, por Dios, espero que no hayas hecho un incendio en mi cocina.
Marco entrecierra los ojos, fingiendo ofenderse.
—Que poca fe tienes en mí.
Bajamos a la cocina y mi nariz se llenó del delicioso aroma a café. Marco ha puesto todo en la mesa: platos, cubiertos, tazas... y un plato con huevos revueltos que parecen... un poco quemados. Y las tostadas, bueno, digamos que están más tostadas de lo habitual.
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El Sueño De Susan✔️
RomanceEl sueño de Susan, es un viaje apasionado de amor, sueños y perseverancia. Con una imaginación desbordante y un corazón lleno de sentimientos, ella se embarca en una búsqueda para convertirse en una escritora destacada. A pesar de los retos y dificu...