42. Hasta vernos otra vez

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Las vacaciones se habían terminado y era momento de volver a nuestras rutinas diarias. No eran sino las 7:00 am cuando recibí una llamada de Mat diciéndome que su abuelo había fallecido ayer y su entierro sería hoy al medio día. Su voz sonaba entrecortada, podía sentirlo desbastado. Al escuchar a Mat decir: “Mi abuelo ha fallecido”, no pude contener mis lágrimas, al recordar aquel hombre tan amable mi corazón se inundó en llanto. Traté de ser fuerte por Mat, aclare mi voz para darle el pésame y decirle que tenía que ser fuerte.

Llegado el medio día, nos encontrábamos alrededor de la tumba del señor John. Mat se encontraba muy serio, no hablaba mucho, se limitaba a observar la tumba de su abuelo. Aun así, sus ojos se encontraban muy rojos, como si hubiera estado llorando toda la noche, cosa que entiendo perfectamente. Pongo mi mano sobre su hombro para luego abrazarlo de lado.

—Ya está descansando.

Mat no dice nada por un segundo.

—Nunca le dije cuánto lo amaba —aprieta su puño.

—Él lo sabía, Mat —digo, tratando de transmitirle la certeza que sentía.

—Siempre me quiso como a un hijo, cuidó de mí, aun así yo solo le daba problemas… no merecía su amor.

Una lágrima baja por la mejilla de Mat. Lo miro a los ojos, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—Hey, tú fuiste su compañero de vida, su familia. Tal vez no le dijiste con palabras cuánto lo amabas, pero se lo hiciste saber con acciones. Volviste para quedarte con él, le ayudaste en muchas cosas, estuviste para él cuando te necesitaba. Sé que el señor John está muy orgulloso de ti, Mat.

Mat voltea a verme por primera vez, sus ojos llenos de gratitud.

—Gracias por estar aquí, bonita.

—Siempre, Mat —sonrío, sintiendo un nudo en la garganta.

Mat sonríe cansado, pero en esa sonrisa hay una tristeza profunda.

—Ya no me queda nada.

—Claro que sí, nos tienes a nosotros, tus amigos —digo volteando a ver a Tebi, quien se encuentra con las lágrimas en sus ojos, distraído viendo al suelo.

—Mis amigos —sonríe—. Por supuesto.

Le doy una última sonrisa a Mat para luego voltear a ver la tumba del señor John. Observo la inscripción con su nombre y las fechas que marcaron su vida.

—Hasta vernos otra vez, señor John —digo colocando una flor en su tumba.

—Hasta vernos otra vez… abuelo —repite Mat, su voz apenas un susurro.

Nos quedamos un rato más en silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos. La pérdida de un ser querido es una experiencia dolorosa, pero también es una oportunidad para reflexionar sobre la vida, el amor y la importancia de los vínculos que forjamos.

Después del entierro nos dirigimos a Sevilla. Allí, sentados los cuatro, ninguno quería comer nada, excepto Tebi y Marco. A Tebi también le dolió la muerte del señor John, pero eso no le impidió dejar de comer. Marco, bueno, él nunca lo conoció.

En todo el rato que hemos estado juntos, siempre estoy al lado de Mat, siento el deseo de cuidarlo, de que sienta que estoy con él, que siempre estaré para él. Marco no ha hablado mucho, pero puedo ver que se siente incómodo al verme tan apegada a Mat. Pero debe entender que Mat es mi amigo, que ahora más que nunca necesita la compañía de sus amigos.

—Mat… ¿qué piensas hacer de ahora en adelante? —dice Tebi viendo a Mat nostálgico.

Mat deja de ver lo que sea que estaba viendo para voltear a ver a Tebi.

—Volveré al ejército. Tengo responsabilidades y no puedo deshacerme de ellas tan fácilmente, aun me falta mucho por hacer. Aquí ya no me queda nada, todo lo que tenía, se ha desvanecido —Mat voltea a verme.

—¿Y la cafetería de tu abuelo? —digo, sintiendo un nudo en la garganta.

—Es lo único que me queda de mi abuelo… no puedo simplemente venderla.

—¡Ya sé! —dice Tebi, iluminándose. ¿Por qué no la dejas a cargo de la madre de Susan, ella estaría encantada?

—¡Por supuesto! —exclamo—. Mi madre estaría encantada, de paso hace algo ya que hace tiempo dejó de trabajar en aquella tienda.

Mat abre sus ojos como si se le hubiera ocurrido una idea.

—Claro, sería una muy buena idea, ella podría quedarse a cargo, sé que lo haría muy bien.

Nos dirigimos a casa, le contamos a mi madre sobre lo de trabajar en la cafetería del señor John y hacerse cargo, cosa que inmediatamente acepta.

Un rato de privacidad con Mat. Tebi se encontraba con Loren y Susi sentados en el mueble de la sala mientras Marco tecleaba en su celular sentado en uno de los muebles. Mat y yo nos encontrábamos en el jardín.

—Hoy te vas ¿no es así? —dice Mat, su voz cargada de tristeza.

—Sí, salimos en un rato. Pero Mat, podría posponer mi viaje y así… — comienzo a decir, pero él me interrumpe.

Mat me toma de la mano.

—Para nada, tienes que ir. Yo no te voy a detener, tienes responsabilidades allá y una vida. Yo estaré bien, no te preocupes por mí —Mat sonríe, pero sus ojos reflejan un profundo dolor.

—Pero quiero acompañarte Mat… quiero estar más tiempo contigo.

Mat voltea a verme y acaricia mi mejilla con su suave mano.

—Nuestro momento ya pasó, bonita. Ahora tienes a alguien que se ve que te quiere. Aunque en mi corazón siempre vas a ser tú, Susan Gonzales, y eso nadie podrá cambiarlo.

Mis ojos se cristalizan.

—Siempre te voy a querer Mat.

—Lo sé —Mat sonríe, una sonrisa agridulce—. Fui tu primer hombre y eso nadie me lo quita.

Rio a través de las lágrimas.

—Tonto.

—Ahora ve y sigue conquistando el mundo con tus novelas cursis —Mat sonríe, tratando de aligerar el ambiente—. Nunca pares de soñar, nunca te rindas sin antes intentarlo, cree en ti y en lo que eres capaz, no te limites, porque naciste para ser esa preciosa estrella que acompaña a la luna, que yo estaré ahí animándote mientras miro al cielo todas las noches.

—Oh Mat… —mis palabras se pierden en un sollozo.

Sin poder decir una palabra me lanzo a Mat para abrazarlo fuertemente. ¿Por qué todo en la vida tiene que ser despedidas? Las despedidas son poco románticas y con finales muy tristes. Espero poder volver a ver a Mat, que esta despedida no sea para siempre, sino un «hasta vernos otra vez.»

El Sueño De Susan✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora