Mi celular vibra suavemente sobre la mesita de noche. Con un bostezo perezoso, estiro el brazo y lo tomo entre mis dedos. La pantalla se ilumina, mostrando el nombre de Marco. Un escalofrío me recorre al leer el mensaje: "Abre la puerta, estoy afuera". Frunzo el ceño, aturdida por la hora y la inesperada visita.
¿Qué hace Marco aquí a estas horas?
Echo un vistazo al reloj, y mis ojos se abren de par en par. ¡Las 12 del mediodía! ¿Cómo es posible que haya dormido tanto? Anoche, perdida en mi mundo de escritura, me había quedado hasta las 3 de la mañana editando un capítulo de mi historia.
Agradezco mentalmente que hoy sea sábado. No tengo que preocuparme por el trabajo y puedo permitirme este lujo de despertar a mediodía. Con un suspiro, desbloqueo mi celular y respondo a Marco: "Ya voy."
Bajo las escaleras como un zombie, el cabello revuelto y la pijama arrugada. Al abrir la puerta, encuentro a Marco apoyado en el marco, observándome con una mezcla de diversión y preocupación.
—Te ves fatal —dice, soltando una carcajada.
—Cállate —murmuro, entrando a la casa y cerrando la puerta detrás de mí—. ¿Por qué no me avisaste antes de venir?
Marco levanta una ceja, una sonrisa pícara asomándose por el rabillo de sus labios.
—¿Alguien se desveló escribiendo?… Además, te llamé diez veces y no respondías, así que decidí venir a asegurarme de que estuvieras bien.
Sonrío, sintiéndome un poco culpable por haberlo dejado en visto.
—Ah, sí, estoy terminando mi libro. Las noches son cuando mi imaginación está más despierta y puedo concentrarme mejor. ¿Quieres café?
—Me diste justo donde era —responde, guiñándome un ojo. Sabe perfectamente cuánto amo el café.
—Te conozco y sé que amas el café —digo mientras me dirijo a la cocina. Preparo dos tazas grandes y las llevo a la sala de estar.
Nos sentamos en el sofá, el vapor del café creando una pequeña nube entre nosotros. Marco rompe el silencio.
—¿Y cómo te va en el trabajo?
—Bien, la verdad. Hablar con los chicos sobre sus problemas es interesante. Aprendo mucho de ellos, aunque la mayoría de los adultos no lo vean así.
—Es el espíritu de la juventud —dice Marco, sonriendo.
Rio.
—Claro, y nosotros aún somos jóvenes, ¿no?
Marco me observa fijamente, nuestros ojos se encuentran. Estamos tan cerca que puedo sentir el calor de su cuerpo. Sus ojos se deslizan lentamente por mi rostro, deteniéndose en mis labios.
—Ninfa…
«¿Por qué me ve así?»
No sé por qué últimamente tengo un presentimiento extraño con respecto a Marco. Como si estuviera a punto de decir o hacer algo importante.
Como si sintiera la tensión del momento, rápidamente se aparta un poco de mí, rompiendo el hechizo que parecía haberse formado entre nosotros.
—¿Vamos a comer algo? No he comido nada desde esta mañana y me imagino que tú tampoco.
«¡Vaya cambio de tema! Eso fue... raro.»
—De acuerdo —fue lo único que dije, tratando de ocultar la confusión que sentía.
Subo a mi habitación para darme una ducha refrescante y ponerme algo más presentable. Necesitaba despejar mi mente y ordenar mis pensamientos.
Una hora después, bajo a la sala de estar para encontrar a Marco tirado en el suelo boca arriba, lanzando una pequeña pelota hacia el techo. Al verme, se sienta de golpe.
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El Sueño De Susan✔️
RomanceEl sueño de Susan, es un viaje apasionado de amor, sueños y perseverancia. Con una imaginación desbordante y un corazón lleno de sentimientos, ella se embarca en una búsqueda para convertirse en una escritora destacada. A pesar de los retos y dificu...