Yushiro Yamamoto. [1]

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—¿Eh? Por supuesto que no soy yo. —Las fotos de un famoso artista que dibujaba a una joven demasiado parecida a mí habían tenido un gran revuelo últimamente. Ahora que lo pensaba ni siquiera sabía cómo lucía ese pintor y de cualquier forma sentía un inmenso pesar cuando veía los ojos del espejo que me reflejaban como retrato.

Era normal que por las calles me preguntaran si se trataba de mí, si acaso podía presentarles al artista desconocido, o si de pura casualidad tendría un autógrafo conmigo.

—¿Tamayo-sama? —Me preguntó con demasiada familiaridad y asombro un chico bastante atractivo —Lo siento, se ha equivocado. —dije sin poder quitar la mirada de esos inusuales pero bellos ojos morados, eran un vicio demasiado reconfortante.

—Tamayo-sama, no me diga que lo ha olvidado. —Las mejillas se me ruborizaron cuando sus manos atraparon mis dedos, sentía una gran necesidad de acariciarle la cabeza y decirle que todo acabó, que había vuelto por él.

Pero no entendía el por qué.

De alguna forma intercambiamos contactos, hablábamos por mensajes descubriendo lo leal y paciente que era. Todo se sentía tan natural, como si siempre hubiéramos sido así.

—¿De verdad no te molesta venir tan tarde? —Hablé por el teléfono con emoción y nervios, por lo general salía a media noche del trabajo, algo que no facilitaba mi vida amorosa o social.

—¿Por qué siempre dibujas a "Tamayo"? —Hacía una hora que Yushiro-san había llegado a mi departamento, trajo unos postres y un regalo que aún no abríamos.

Sus ojos volvieron a tomar ese reproche desesperado que siempre me regalaba cuando estábamos cerca, sólo que ahora no pude evitar mis impulsos. Lo tomé del mentón guiada por su mirada, lo besé de la forma más casta que pude.

Ese suave toque hizo que mi corazón diera un salto y mis memorias recordaran al joven siempre detrás de mí.

Se le veía conmovido, con esperanza de algo, pero también... triste, no sabía que con ese gesto podía afectarlo tanto.

—Yushiro-san... —Otro beso robé sin saber exactamente si era para ver esa imagen mental mejor o algo más.

Su sonrisa plena volvió a mi mente, ahora tenía una noción más clara de lo que había pasado, así que me dejé llevar.

Sus labios danzaban con los míos dulcemente necesitados de ese toque que sólo el contrario podía brindar. Mis manos bajaron de su mandíbula hasta su pecho empujándolo con delicadeza para recostarlo en el sillón.

—Te he extrañado todo este tiempo, Tamayo-sama. —Las lágrimas que caían de sus mejillas imitaban la velocidad de las mías, no estaba segura de en qué momento comenzamos a llorar.

—Lamento haber tardado tanto, Yushiro. —Nuestros labios se unieron nuevamente, lo sentía acariciar tímido mi rodilla entre un llanto que se había calmado a penas sentimos la piel del otro.

—Tamayo-sama. —De alguna forma su lengua se coló en mi boca convirtiendo ese inocente encuentro en algo prohibido. Nos alejamos sin quitar la mirada el uno en el otro y sin hablar lo conduje a mi habitación.

Con desconcierto juntó su mano con la mía, cada toque que teníamos hacía más claras estás visiones de mi vida pasada sin embargo era como si reescribiera sobre mi piel el cariño que sentí alguna vez.

Entre un besuqueo lento pero caliente caímos a la suave cama teniendo a Yushiro encima mío.

Con delicadeza desabotonó cada botón en mi blusa, bajó cada prenda que cubría mi cuerpo y degustó con sus dedos cada acción de aquello.

—Yushiro... —Gemí avergonzada de mi desnudez, necesitaba ver lo que se ocultaba bajo su ropa mas necesitaba seguir sintiendo ese toque suyo.

Depositó un beso en mi cuello al tiempo que una de sus manos me abrazaba por la cintura, la otra bajaba por mi cintura a mis caderas adentrándose a esa línea delgada que separaba la cama con mis muslos.

Rápidamente su lengua fue suplantando su boca para bajar a mis senos expuestos. Rodeando con ella uno de mis pezones como si de una serpiente se tratara.

La visión de cómo lo había convertido en demonio me abrumó no por la decisión o acción, sino por todo ese tiempo que seguramente abandoné al joven.

Sin embargo sus dedos tocaron con cierto pudor dónde mis piernas se unían, regresándome a la realidad con un pequeño jadeo que me hizo ruborizar.

Parecía que Yushiro sabía bien qué recuerdos llegaban a mí y lo que me hacían sentir, así que usaba su propio cuerpo como un distractor.

—Concéntrese en mí, Tamayo-sama—Su besuqueo comenzó a bajar entre mis senos, sus dedos ya húmedos dejaron de rozarse en mi clítoris para con suavidad entrar en mi sexo. Los húmedos sonidos en mi vientre no superaban los de mi feminidad, no obstante las suaves caricias que recibía en la pelvis volvía más sensitivos mis adentros.

Sonidos obscenos brotaban de mí sintiendo la mirada insaciable y la velocidad aumentar en los dedos de Yushiro mas no fue ahí cuando sentí que todo se me entumía mientras perdía la coherencia.

Las piernas no me obedecieron, ni siquiera preguntaron si podían tensarse cuando apretaron el rostro del joven demonio entre ellas.

Su boca había envuelto mi clítoris lamiendo de arriba a abajo entre sus labios, succionando mientras sus dedos se movían en mi interior como tijeras que se abrían y cerraban, apreté el cabello del muchacho entre mis falanges como una opción para descargar las emociones y sentimientos que me estaban recorriendo.

Sus besos amargos producto del placer que me había provocado me envolvieron una vez su lengua arribó mis labios, no era tan desagradable y más que eso estaba necesitada de él, así que aún degustando mis propios fluidos me aventuré a desabotonar y bajar el zíper de sus pantalones, con ello alcé la camisa.

Las memorias de cómo era él desnudo eran muy escasas a unas de cuando estaba enfermo, por supuesto que decrépito, no obstante ahora lucía tonificado.

Imité sus movimientos comenzando a lamer su cuello, lo mordí en un arrebato de excitación cuando sentí cómo se restregaban nuestros sexos.

Yushiro cerró mis piernas para recostarlas en su hombro izquierdo, no sé qué se sentía mejor, si la fricción entre mis muslos o la punta de su miembro contra toda mi vagina. Ludía desde la entrada de mi intimidad hasta mi clítoris y de vuelta a ella.

Los besos que empezó a exparcir en mis pantorrillas me hicieron temblar y creo que con esa presión sucumbimos. Su espeso blanquecino semen adornó mi vientre bajo, seguía moviendo sus caderas pero de forma paulatina al tiempo que la electricidad en mí se hacía más presente hasta que por fin lo acompañé al cielo.

Mi respiración se relajó cuando lo sentí acomodar mi cabello para acurrucarse junto conmigo.

—Yushiro... —Hablé sin saber qué decir, aunque creo que tampoco era necesario ya que me abrazó con la finalidad de hacerme recordar nuestra promesa.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2021 ⏰

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Kimetsu S Yaiba. [One Shots] [Personajes de KNY] [ L E M O N ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora