Quizá fue el color de ojos inusual que poseía, probablemente el cabello desaliñado pero compuesto sólo para él, tal vez la elegancia con la que vestía, o pudo ser aquella sensualidad con la que hablaba incluso enojado, ¿acaso fue todo eso? No estaba segura de qué me cautivaba tanto de Muzan, lo único que sabía es que lo amaba más de lo que jamás imaginé amar a alguien.
Lo conocí una noche en la que había salido a caminar, algo que usualmente no hacía y con el tiempo nuestra relación escaló a lo que éramos hoy, una joven pareja de casados.
—He conseguido esto para ti. —Se escuchó cuando recién llegó mientras dejaba una bolsa en la mesa, la llevé al cuarto suponiendo que era ropa provocativa o algo parecido. Pero sólo era unas sogas, ¿para qué? ¿Cómo se supone que me las voy a poner?
Besó mis labios con fiereza tomando lo que se suponía usaría en mí, acarició mis caderas desnudándolas, quitó su corbata atándola en mis ojos —Cielo... ¿qué haces...? —me cargó llevándome a lo que suponía era la cama, recostándome en su regazo boca abajo —¿Cuántas veces te lo he dicho? —sus palmas tocaron mis muslos, de abajo a arriba, de vuelta a las pantorrillas pero dando una sonora nalgada me castigó por mi error, me regaló otras dos más antes de que parara.
—¿Muzan-sama...? —Gemí sintiendo que acariciaba mi feminidad, su dedo índice se frotaba completo mientras besaba mi cuello —Así es... háblale con respeto a tu amo.
Me desvistió hasta quedar en una blusa y nada más a la orilla de la cama, aunque esa prenda olía a mi pareja, me quedaba grande y definitivamente era lo que él usaba hoy, o eso supuse.
Lamió mis clavículas siguiendo un camino errático que conducía a mis pechos y mientras los mamaba a su gusto sus manos enredaban una soga por mis piernas, dos líneas de ella separadas a unos 15 cm aproximadamente en cada una, unidas y entrelazadas, pasando por mi espalda baja apretando mi piel volviéndola más lasciva.
—Ahora junta tus manos en la espalda. —Escuché delicado cuando me levantó de la cama poniéndome de pie. Acaté la orden entre jadeos, me estaba poniendo caliente con sólo la idea de ser atada y usada por él.
—Buena niña... —Otra cuerda apretó mis brazos contra sí mismos recorriendo bajo, sobre y en medio de mis senos, creando una "V" que pasaba por mis hombros hasta la espalda, donde volvía a unirse con los brazos. La camisa que llevaba apenas cubría, parecía estar más de adorno o como algo meramente posesivo.
Caí de rodillas entre jadeos con la respiración alterada, escuché a mi pareja moverse para después la cama crujir —Sigue mi voz... pequeña Fumiko. —sus manos me ayudaron a llegar entre sus piernas donde me encontré con su sexo.
Saqué mi lengua desde la base a la punta de su miembro tanteando dónde se encontraba, repitiendo la acción unas cuantas veces más, me era un poco difícil pero cuando estuve más cómoda metí su pene en mis labios, me llené de Muzan por sus caderas pues me penetraron entre gruñidos roncos.
Saliendo de mi interior impaciente, me empujó contra la cama y se frotó con mi intimidad al tiempo que lamía mis senos, en un movimiento delicado me embistió por completo, comenzó a hacérmelo lento. Aferrado a mis pechos perdió la razón de a poco, aumentando sus estocadas y mis gemidos.
Por culpa de la presión en mi cuerpo, la venda improvisada y el trato que tenía conmigo cada roce que recibía se intensificaba. No veía nada pero sentía hasta la más mínima corriente de aire que acariciaba mi piel.
Sus pantalones habían desaparecido junto con la ropa interior, dejándolo desnudo y en un acto rápido me puso de rodillas en la cama a espaldas de él. Sus manos acariciaron mis caderas encaminándome a su longitud, automáticamente lo metí, medio erguida lo monté como pude dejándome llevar por el deseo, yo simplemente amaba tener sexo con mi pareja.
Me dejó dominar un poco la situación hasta que mis movimientos que iniciaron rápidos se hicieron rutinarios, puse mi cara contra las cobijas por el salvajismo con el que había atacado mi feminidad, me estaba volviendo loca y lo único que podía hacer era gemir sin pudor, el dolor en el cuello era nada comparado con la satisfacción que obtenía.
Mi cuerpo empezó a moverse por su cuenta pidiendo más al mismo tiempo que colapsaba, la corriente eléctrica que en todo momento había adormecido mi cuerpo se hizo presente más fuerte que nunca, desde la nuca hasta los dedos de los pies.
Tomó una de mis piernas y me volteó sobre la cama, desató mis ojos, me besó entrometiendo su lengua para que yo por fin pudiera venirme.
Aún atada dejó su semilla sobre mi vientre, con jadeos entrecortados y titubeos de mis caderas Muzan se acostó junto de mí —¿Fui demasiado rudo, amor? —moví la cabeza negando sintiendo la mano de mi interlocutor delinear mi rostro —¿Segura...? Deja te desato, cariño.
Mis piernas quedaron con las huellas de aquellas cuerdas por lo delicada de mi piel, cubierta con marcas de chupetones en mis senos, lo que serían los dedos de mi pareja en mi cintura y seguramente las nalgas, mordiscos en los hombros, ya estaba acostumbrada a estar llenas de todas ellas pues al azabache le gustaba jugar rudo.
—No tengo idea por qué me excita tanto verte así de indefensa... —Susurró cerca de mi rostro tocando la cara interna de uno de mis muslos, dirigiéndose a mi vagina —Pareciera que cada vez tengo más ganas de ti. —dijo besando mi mejilla en forma coqueta.
—¿Sí...? Muzan-sama puede follarme todo lo que quiera...
Creo que me había enamorado del chico por lo cariñoso, atento y especial que era conmigo, pero también lo desenfrenado e indomable de nuestras relaciones, tenía lo mejor de ambos mundos en un sólo chico.
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Kimetsu S Yaiba. [One Shots] [Personajes de KNY] [ L E M O N ]
FanfictionHistorias cortas basadas en el manga de Gotōge, Kimetsu No Yaiba, todos con un argumento sexual. ||| Los personajes, así como el mundo de Kimetsu No Yaiba le pertenecen a Gotōge Koyoharu. |||