Muzan Kibutsuji. [AU Moderno] [1]

15.1K 678 298
                                    

Odiaba a mi jefe, tanto que hasta soñaba en golpear su tan lindo y apuesto rostro.

¿Y cómo no odiarlo si parecía tener la vida perfecta? ¿Sabía lo que era ahorrar para comprar ropa? Seguramente no, ¿sabía lo difícil que fue mi camino para llegar hasta aquí? No, él sólo heredó la compañía exigiendo miles de cosas a sus empleados, entre ellos a mí.

Mi mejor amiga me casi que arrastró a un antro cerca de mi trabajo rogando por que no la mandara directo a casa —Vamos, ya casi no salimos por tu trabajo. —me jaloneó sin saber por qué seguía haciéndolo —Ya estamos de camino, ¿no era obvio que vendríamos cuando nos arreglábamos en casa? —la cara de aquella chica se llenó de alegría acelerando nuestro paso.

Los tragos venían e iban, las risas y chistes tontos no faltaban, los chicos que intentaban ligarnos tampoco se hicieron esperar haciéndome olvidar de todos mis problemas laborales, incluso de los personales con mi odioso jefe y cuando sonó nuestra canción favorita sin pensarlo dos veces nos levantamos para bailar.

Como era de esperarse las luces nos deslumbraban, el sonido nos abrumaba y mis caderas no dejaban de subir y bajar.

A mi amiga le encantaba mover al ritmo de la canción su cuerpo con el mío, tomarme la cintura y simular embestidas, no la culpaba, era divertido hacerlo.

Inusualmente se acercó de manera delicada a mí, no tocó al principio mi cuerpo ni se restregó como siempre. Me moví en forma sugerente a su pelvis sintiéndola dura, ¿cuándo se habrá ejercitado tanto? Quizá era un chico. Volteé divisando poco a un joven, ¿el rostro? No se lo vi, cabello medianamente corto, cuerpo varonil y lo demás no me interesó, sólo quería pasarla bien.

Al tiempo que la música alcanzaba su clímax me froté contra todo él, acarició mi cintura subiendo a mis pechos calentándome, entre mis nalgas podía sentir un bulto que crecía con cada segundo.

El chico besó mi cuello para hablar cerca de mi oído —No sabía que le gustaba provocar extraños en los antros. —esa maldita voz, me separé mirando si quizá era una paranoia descubriendo que no era así.

Muzan Kibutsuji, mi tan adorado jefe había estado tocando mi cuerpo de manera ladina, me observaba con lujuria, ya no sabía si era el calor de los tragos o de su tacto; para ser sincera me había excitado muchísimo la idea de que mi jefe me follara.

—Esperaba a alguien más. —Indiferente puse mis manos sobre sus hombros admirando más de cerca las facciones, definitivamente me encantaba —Pero creo que esto fue mejor así. —mis labios se acercaron peligrosamente a los del pelinegro intuyendo lo que sucedería.

La música seguía resonando a nuestras espaldas al tiempo que nos besábamos, la canción había acabado hacia tiempo atrás sin embargo nuestras lenguas seguían luchando en medio de la pista, sus manos estrujando mi cintura bajando hasta mis caderas para sentir mi culo.

—Vayamos a un hotel. —Propuso con el tono en su voz más grave de lo usual. Lo seguí de la mano hasta un gran edificio al cual nunca había entrado, lucía precioso, deslumbrante, grande, totalmente algo que no estaba a mi alcance.

Llegamos a la habitación desde el ascensor entre más besos que para nada calmaron mis ganas por él, empujó mi cuerpo contra la puerta acorralándome en la entrada del cuarto, era espacioso con más de cuatro metros de altura, el dormitorio con una gran cama en medio, una pequeña cocina, un baño que contaba con una tina donde cuatro personas entraban fácilmente y la sala que conectaba las tres habitaciones.

Lamió mi cuello acariciando desde atrás mis pechos, levantó mi vestido entallado de color rojo dejando mi ropa interior al descubierto, no llevaba sostén por los tirantes que no dejaban espacio para ocultarlo lo que le hizo sonreír.

Embistió mis glúteos mientras gruñía, rozando mi clítoris con la yema de sus dedos y mostrando una faceta que nunca esperé ver; mis bragas se hicieron a un lado para que metiera sus dedos dentro de mi vagina, no imaginé estar tan húmeda por él pero así era.

—Tu interior me está devorando, ¿es que acaso ya quieres tenerlo adentro? —Mordí mi labio inferior sintiéndome excitada por sus palabras al tiempo que movía sus falanges en mi punto dulce —S-sí... —las piernas me temblaban recargando mi rostro y mis manos contra la madera.

Mis gemidos resonaban por todo el sitio sintiendo a Muzan disfrutar de ellos, mordió mi espalda obligándome a arquearla para frotar su sexo con el mío.

Lo aparté para observar la confusión en sus ojos y poniendo mi espalda en la fría pared hice que cayera mi tanga blanca para tomar sus manos y guiarlas a mis piernas.

Volví a besarlo con ese deseo que siempre tuve siendo cargada con facilidad por él, acaricié su mejilla separándome cuando sentí que mi vagina era abierta por sus dedos —Muzan... —jadeé aferrando mis uñas a sus hombros cuando su longitud entró con calma en mí.

Repartí lamidas y chupetones desde su cuello desvistiendo su corbata gris y la camisa negra. Bajo de sus ropas ocultaba un muy apetitoso cuerpo que no dudé en manosear.

—Más rápido... —Las embestidas del joven magnate eran lentas en un principio pero después de mi petición sus caderas se descontrolaron atacando mi feminidad como si de eso dependiera su vida.

Mis pechos rebotaban al ritmo del azabache mientras mi voz se entrecortaba cada vez más, me costaba respirar, una corriente eléctrica recorría desde mi espina dorsal hasta cada nervio de mi ser.

—M-Muzan, llévame a la cama... —Su increíble fuerza me soportó con simpleza pero la precisión de las estocadas mientras iba de camino me dejó delirando.

En ningún instante dejó de subir y bajar mi figura por mi cintura en su trayecto, al contrario la velocidad que aumentaba a cada instante hizo que llegara a mi éxtasis sexual.

Satisfecha, desnuda y completamente ansiosa de probar su venida me dejó entre besuqueos en la gran cama.

—¿Hmn? No parece que me odias como usualmente lo haces en la oficina, ¿o será que adoras esto? —Tomando su pene con una mano lo enmarcó desnudándose por completo.

Si era honesta conmigo misma "odiarlo" era una palabra que usaba sin sentirla en absoluto.

Kimetsu S Yaiba. [One Shots] [Personajes de KNY] [ L E M O N ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora