Inosuke Hashibira. [1]

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Lo conocí cuando tenía apenas 7 años, recorriendo aquella montaña en la que me había perdido. Tanta razón tenía mi madre pero gracias a esa desobediencia mía fue que Inosuke me encontró y desde ese momento...

—¿¡Tú quién eres!? Me gritó un jabalí con cuerpo humano mientras yo lloraba por no encontrar el camino a casa —Y-yo... soy... Fumiko... tenía miedo por no conocer los alrededores, apenas pude hilar entre sollozos esa patética presentación Uh... tú eres... su aura aterradora con la que había iniciado cambió a una extraña, murmuraba cosas sin decir nada, algo como "wohwohwoh" Desde ahora serás mi...

En ese entonces no escuché lo que dijo, supongo que amiga, compañera, colega, acompañante, cualquier definición sencilla y duradera pues desde esa vez no hubo un solo día en el que no estuvimos juntos, tampoco volvimos a hablar de ese día pero nos hicimos muy cercanos rápidamente y en secreto guardé mis sentimientos sólo para Hashibira.

Hoy habían pasado tres noches sin que viniera a casa, porque aunque no éramos pareja vivía conmigo desde antes de que madre muriera, él era la única "familia" que me quedaba y por obvias razones le obligaba a quedarse por las noches; prefería mil veces cuidarlo antes que no saber donde dormiría o si lo haría bien.

Mientras hacía algo de té a media noche en ropa interior y una blusa corta me consolaba un poco sabiendo que siempre estaría a salvo aquel chico por su tan indomable carácter —Uhg... estúpido Inosuke... —refunfuñé sintiendo unos brazos desnudos rodear mi cintura exaltándome —¿Hablabas de mí? —se escuchó seductor, contrario a mí que tartamudeé nerviosa con la calidez de su rostro juntándose a mi mejilla —S-sí... —el aroma salvaje en su piel inundó mis sentidos, demonios, este chico me tenía hecha todo un caos.

—Hablando mal de Inosuke-sama, debes ser alguien muy fuerte para atreverte. —Ronroneó cerca de mi oído acariciándome con su aliento —¿Y-yo...? N-nada de eso... —aferré mis manos a la suyas restregando inconscientemente mis caderas contra sus ropas bajas —¿Es que te quieres aparear conmigo o por qué te mueves así?

Negué sonrojada sin saber el por qué de mi repentina actuación, ¿me vería ridícula? Porque así lo sentía —¿Segura que no quieres? —las manos de Inosuke se deslizaron apretando ambos pechos embistiendo por su cuenta, dejándome sentir un bulto entre mis nalgas —Porque yo estoy ansioso de hacértelo ahora mismo. —mordió mi cuello lamiendo al término de esta la marca de sus dientes, robando de mis labios un sonoro gemido que ni con mis manos que se encontraban tapándome la boca pude ocultar.

—Parece que lo estás disfrutando. —Mencionó volteando mi cuerpo quedando de cara contra mí, con ese azulado y rebelde cabello que tanto me gustaba, sus ojos verdes inusualmente oscurecidos fijos en mi rostro tintado de rojo —Me haces difícil el no tomarte... —sus labios se plantaron posesivos, agresivos con un leve sabor a bellotas.

Poniendo mis manos en la encimera para no caer el chico tomó mis piernas cargándome y levantando mi cuerpo entre besos que se volvían húmedos, que calentaban quemándome desde el interior.

Mis manos se atrevieron a pasear por los hombros, degustando los pectorales e instintivamente bajando entre el abdomen definido a la prenda suave de Inosuke, apreté por encima lo que había llamado tanto mi atención escuchando un gruñido lascivo del joven, encaré sus ojos que parecían los de un predador ante su presa, se relamió los labios y bajando hasta mi feminidad quitó mis bragas.

—I-Inosuke... —Jadeé cuando tomó mis nalgas acercándome a su rostro, sin dudarlo mucho restregó sus labios deslizando esa lengua de manera frenética. Me aferré con una mano descubriendo sus ojos de un verde talismán, gemí sin pudor subiendo mi blusa con la mano libre apretando mi pecho como anteriormente lo hacía él.

Lamió dos de sus dedos abandonando mi vagina por un momento —¿Qué hacehhh...? —fui interrumpida por el arribo de sus dígitos a mi interior y sus labios danzando repentinamente con los míos, balbucé siendo penetrada continuamente disfrutando del toque, Hashibira movía rápido sus dedos encontrando el punto y cuando no pudo aguantarlo más bajó sus ropas.

—Quiero hacerte mía, debo hacerte mía... —Sentenció lo último en un susurro ronco para de una metérmelo —Mierda... —para nada me había lastimado, mas sin en cambio la sensación de su miembro me había enloquecido, besé su mejilla tomada de su rostro descendiendo hasta su cuello.

Lo mordí como inicialmente él me había, detallando con mi lengua la piel herida haciendo que Inosuke gruñera más fuerte y moviera sus caderas más desenfrenado, arañé su espalda llena de éxtasis.

Besé lento sus labios cada que las embestidas me golpeaban, las hacía rápidas y profundas al entrar pero pausado al salir sin separarse más de la mitad —Me encantas... —confesé llena de placer, poco duró ese momento porque volvió a los movimiento erráticos -Yo te amo.

Quería contestas aquellas palabras tan lindas pero sus movimientos sólo me permitían gemir sin pudor, empapada de satisfacción lo abracé sintiendo mi cuerpo convulsionar, simplemente había llegado a mi tan deseado orgasmo siendo seguida, pero manchando el mueble, por Inosuke.

—Por favor no dejes de venir por tanto tiempo, ya no sabía qué hacer sin ti... —Hablé como respuesta a lo anterior sin alejarlo aún para escuchar su corazón latiendo junto al mío —Tenía qué descubrir cómo declararme sin hablar... sabes... que no soy bueno con eso...

—Entonces házmelo de nuevo... —Quería sentirlo colmándome nuevamente aunque la vergüenza de decírselo tiñó mis mejillas.

—Todo lo que mi hembra desee.

Kimetsu S Yaiba. [One Shots] [Personajes de KNY] [ L E M O N ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora