LA SORPRESA

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Capítulo 3

Despedirme de mis padres fue realmente duro. Mamá lloraba sin querer soltarme mientras papá despotricaba al verme nuevamente vestida de hombre. Era solo un mes en el que me mantendría alejada, pero para ella era como si fueran muchos más días. Había logrado descansar estos tres días, me sentía relajada y mucho más confiada conmigo misma. Debía sortear mi encuentro con el príncipe, no podía dar ningún espacio para que viera que entre Leo y Leia no había diferencias.

El trayecto de casa hasta el palacio era de alrededor de cuarenta minutos a buen paso, vivíamos al otro extremo de la ciudad, papá prefería la intimidad que esa zona de la ciudad nos brindaba y gracias a ello mi hermano y yo tuvimos mucho espacio para divertirnos. Solo había cuatro vecinos cercanos y estaban cada uno a una buena distancia de casi siete minutos de nuestra casa. Mi familia no tenía auto, era un lujo que no podíamos permitirnos así que estuve ahorrando para poder regalarle uno a mi padre, él más que nadie lo merecía y eso ayudaría con el negocio. No había muchos aquí en Cleiwood, la mayoría de las personas que los tenían eran aquellos que tenían negocios que comerciaban con las otras ciudades y pueblos del reino.

Papá comerciaba sus cuadros, así que seguía alquilando una carreta con dos caballos y esperaba tener varios pedidos para comerciar y hacer un solo viaje. Sorprendentemente eso salía más económico que comprar un auto y sostenerlos. Mi plan era comprarlo y que lo que gastaba papá en sus viajes se invirtiera en el auto haciéndolo así más rentable, podría incluso alquilarlo a otros pobladores y de ahí ganar dinero extra. Como iba era muy probable que dentro de cuatro meses pudiera conseguir comprar uno completamente nuevo.

La parte difícil sería convencer a papá de aceptar. El gastaba todo el dinero en sostener la casa y gracias a eso teníamos un hogar precioso, no éramos ricos pero nuestra casa era una de las manos bonitas del poblado, el huerto estaba muy bien cuidado y dotado y encima ese dinero permitía seguir sosteniendo el negocio, así como pagar las bonitas telas con las que mamá hacía nuestra ropa. Mi padre siempre se esforzó por darnos lo mejor que estuvo en sus manos y nunca nos faltó nada.

Al llegar al palacio me identifiqué con los guardias de turno y dejé mi equipaje en el ala oeste del palacio donde estaban las habitaciones de los soldados que residíamos en el palacio. Mi habitación aquí era más grande que la sala y la cocina de mi casa juntas. La cama era doble y resaltaban unos bonitos bordados dorados que resaltaban en los cuatro postes. Las paredes eran de un color crema que contrastaba con el closet y muebles rojos. Una extraña elección de colores, pero ¿Quién era yo para juzgar?

Dejé mi equipaje y salí hacia la oficina. Mi trabajo consistía en establecer la ruta del día a día del rey, seguía sus pasos, sus reuniones, quienes entraría a reunirse con él y todo lo encargado a su seguridad, rara vez salía del palacio con él, para eso tenía un grupo de soldados capacitados que seguían mis ordenes explicitas en lo referente al cuidado del príncipe.

—Capitán Holder — la voz del príncipe me sobresaltó.

—Alteza — me incliné y saludé — buenos días.

Deberían darme un premio, la voz de hombre me salía tan natural.

—Buenos días, ayer fui a buscarte a casa — asentí.

—Mi hermana me comentó esta mañana.

—¿Te dijo algo más? — reprimí una sonrisa.

—Me informó que salió con usted el día de ayer y que quedaron en aviarse cartas conmigo de mediador.

—Si, bueno — parecía incómodo. Me pareció muy tierno — espero que no te moleste, ayer realmente llamó mi atención y me pareció una chica muy interesante — asentí.

Ríndete a Él (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora