POLO A TIERRA

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Capítulo 50

Alec

La semana que siguió al ataque fue tensa.

Leia estaba irritada, no quería que nadie entrara a la habitación más que Ana y Nhora que iba con comida para ambas, a su madre la dejaba entrar a regañadientes y si estaba media hora con ella era demasiado.

Su sueño era superficial, se levantaba en repetidas ocasiones sudando y temblando mientras murmuraba mi nombre en una clara angustia. Yo reaccionaba de inmediato, la calmaba y ella volvía a dormir pocas horas. Tenía que venir personalmente a hacerla inyectarse, no quería comer y cuando la obligaba era peor, ella no se levantaba de la cama casi que para nada. Verla marchitarse de esa forma era jodido.

El cansancio comenzaba a pasarme factura. Estaba cabeceando frente al escritorio de mi oficina mientras terminaba de leer los informes finales del dispositivo de comunicación a larga distancia que en teoría debí haber probado ayer. El sueño mío si de por si antes era escaso ahora era casi nulo. La preocupación por Leia me consumía aún más energías, casi me daba miedo dormir y no percatarme a tiempo de alguna crisis de Leia.

No había bajado a los calabozos a ver al hijo de puta, pero si recibía informes de lo mal que lo estaba pasando.

—Majestad - uno de los guardias habló tras la puerta - el Sr. Leo quiere verlo.

—Que pase.

Leo apareció con los mismos signos de cansancio que yo. Lo miré confundido y le hice un gesto para que se sentara.

—Parece que no la has pasado bien.

—Mira quien lo dice, necesito hablar contigo de algo relacionado con Ashwini.

—¿Qué pasa con ella?

—Está embarazada.

—¿De quién es el niño?

—No sabe — suspiré - no habla Alec, solo escribe, dice que no puede hablar desde hace un mes, no sabe quién es el padre del niño porque no solo el hijo de puta de Aaron la violó, Leopold también lo hizo en un par de ocasiones.

—¡Hijos de perra! — estrellé el puño contra el escritorio.

—Ella no quiere tenerlo, pero tiene miedo de que tú le hagas algo por su deseo. Estaba en aquella casa porque ahí planeaba Aaron retenerla hasta que naciera el bebé, le prohibieron interrumpir el embarazo, ella cree que harás lo mismo.

—Por supuesto que no.

—Ella no me cree, sé que estás ocupado y pasando por mucha mierda también, sé que Leia no lo está dejando fácil, pero ¿podrías hablar con Ashwini?

—Ella realmente te importa.

—Lo hace, no voy a ocultarlo. Si decidiera tenerlo no me molestaría decirle que yo me haré cargo del bebé. Ella siempre me interesó, pero ambos éramos muy jóvenes aún y me fui al ejército. Me duele toda esta mierda, está tan asustada que me aterra acercarme demasiado por miedo a asustarla.

—¿Dónde está ella ahora?

—En el dormitorio que le prepararon, ella no sale de ahí, solo come si yo le doy la comida y la ayudó a acercarse a la ventana por un poco de aire fresco, está muy pálida, el médico la revisó y me dijo que tenía varios hematomas en la espalda como si la hubiera azotado con un cinturón o alguna mierda similar.

—Llévame con ella.

La habitación que habían preparado para la chica estaba en el tercer piso, justo en el ala contraria a la de mis aposentos. Leo fue el primero en entrar, yo me quedé afuera escuchando como él la persuadía de dejarme pasar, no escuchaba nada por parte de ella, pero por el excesivo esfuerzo de Leo podía deducir que estaba negativa a mi presencia.

Ríndete a Él (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora