FORTALEZA

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Capítulo 49

Lo sentí presionando y el dolor comenzó a atravesarme, no sabía si era real o producto de mi propio miedo.

Cerré los ojos con fuerza y cuando esperé el empuje definitivo lo escuché jadear como un cerdo y caer a mi lado izquierdo. Abrí los ojos y me quité de prisa cuando vi a una llorosa Ashwini con un tubo metálico en la cama manchado con la sangre de Aaron.

—¡Ashwini! — sollocé y ella corrió hacia mí — ¡Gracias! — la abracé con fuerza y escondí mi cara contra su hombro.

Ella me abrazó y acarició mi espalda. Me soltó unos segundos después y señaló la sábana de la cama, hizo señas de que la enrollara en mi cuerpo. Tomé la sabana y la crucé como un vestido, la até con las esquinas y tomé el tubo que Ashwini me ofreció, ella tenía otro, de dónde demonios lo sacó no tengo ni idea. El por qué ella no hablaba era otra cosa que no entendía.

Salí junto a ella al pasillo y de la nada escuchamos un estruendo procedente de afuera.

Disparos.

¡Alec!

Tomé a Ashwini de la mano y corrí con ella, cruzamos los pasillos y en la sala observé a uno de los hijos de puta entrar corriendo. Me escondí en una de las columnas y cuando pasó corriendo estrellé el tubo contra su asquerosa cara. Fue el hijo de puta que me amarró. Cayó al suelo y reventé el tubo en su cabeza repetidas veces hasta que sentí su cráneo abollado y dejó de moverse.

Tiré de Ash y salimos corriendo a la puerta que estaba abierta. Por poco me estrello con el cuerpo de alguien y la adrenalina combinada con todas las emociones me golpearon con fuerza cuando los brazos de Alec me sujetaron.

—¡Santo cielo! —gemí — viniste — sollocé abrazándome a él.

—Por supuesto que vine amor, por supuesto que lo haría — lloré con fuerza contra su pecho y me deshice — voy a matarlo, te lo juro.

Me abrazó con fuerza y yo seguí llorando y temblando asustada.

Me cargó y me sacó fuera.

—Tráiganme al hijo de puta aquí — no sé a quién le habló, tenía la cara escondida contra su cuello y lo abrazaba con fuerza — iremos a casa, voy a cuidarte y vas a estar bien — seguí llorando.

—¿Está bien? — levanté la cara y vi a mi padre, sollocé aún más fuerte cuando Alec dejó que mi padre me cargara — ya mi amor, ya pasó — temblé entre el llanto y el frío de la noche.

Seguía lloviendo.

—Ashwini — susurré cuando vi a mi hermano — ella me ayudó, ve por ella — Leo asintió y corrió hacia la casa.

Respiré profundo y miré a Alec que no me quitaba la mirada de encima. Giré cuando Leo vino corriendo con Ashwini entre sus brazos. Se había desmayado.

—¿Quién es? — preguntó Alec.

—Ashwini, ella entró cuando...— me estremecí — golpeó a Aaron y me ayudó a salir, debió desmayarse cuando llegaste — el asintió — debemos llevárnosla Alec, no podemos dejarla aquí.

—Irá con nosotros, no te preocupes — se acercó y besó mi frente — no voy a preguntarte qué pasó aún, ¿vale? — asentí — solo quiero saber si estas bien.

—No — susurré — no estoy bien — las lágrimas volvieron a correr y papá me abrazó más fuerte — no me violó — aclaré — pero casi lo hace Alec, fue asqueroso — me ahogué con mis palabras — hazlo sufrir, no lo mates enseguida — su mano sostuvo mi barbilla con cuidado.

Ríndete a Él (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora