RESPUESTAS

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Capítulo 30

—Leia, vamos, arriba.

La voz sonaba lejana. No quería abrir los ojos.

 Mi cuerpo se sentía como flotando en una cálida y acolchada nube que no quería soltar.

—¡Vamos Leia! — la poseedora de aquella voz comenzó a moverme.

—¿Qué sucede? — murmuré soñolienta

—Debes alistarte, el rey está solicitando tu presencia en su oficina —el sueño desapareció de golpe.

—¿Qué hora es?

—Son las dos de la tarde.

—¡¿Qué?!

—Si, el rey pidió que se te dejara descansar un poco más, así que ya está bueno, arriba y alístate.

Ana salió de la habitación y suspiré con pesadez. 

Los brazos me dolían muchísimo al igual que los pies. Tomé mis cosas y realicé el mismo ritual en el baño, solo que esta vez al terminar de vestirme no tenía la peluca en mi cabeza, trencé dos mechones delgados de mi cabello y los uní con un par de horquillas en la parte posterior de mi cabeza dejando el resto caer suelto entre mi espalda y el hombro.

Salí del ala de servicio directo a la oficina del rey.

Al menos había logrado dormir y al verme en el espejo mi aspecto no parecía tan lamentable, tenía un par de golpes colorándose en mis costados, pero del resto no había mayor daño. Ojalá me sintiera de la misma forma. Los dos guardias que custodiaban las puertas me miraron con gesto duro.

—Buenas tardes — los saludé.

—Buenas tardes — respondieron ambos al tiempo.

—El rey mandó a buscarme — ambos asintieron y abrieron las puertas para mí.

Las voces del interior se callaron cuando el ruido de las puertas interrumpió junto a mi presencia. Alec estaba en su escritorio con solamente una camisa negra de lino, el cabello le caía desordenado en la frente y sus manos estaban unidas al frente sobre unos papeles. A su derecha estaba Asheron y frente a él un hombre que reconocí como el coronel Jonas y dos hombres uniformados junto a él que me daban la espalda.

—Buenas tardes majestad — hice una reverencia dirigiéndome a él — caballeros — saludé a los demás que se giraron y pude ver que ambos habían estado en el baile de compromiso que hizo el payaso de Aaron.

—Buenas tardes, Leia — saludó el rey con rostro impasible — toma asiento — señaló la silla que estaba junto al coronel Jonas.

Avancé en la enorme estancia y me senté junto al coronel aparentando la seguridad que no sentía.

—Coronel — la sobria orden de Alec ganó la atención de todos.

—Estamos al tanto de su situación — yo asentí mirándolo a los ojos.

—Bien, si hay algo que necesite que explique estoy dispuesta hacerlo — mis ojos no bajaron y se mantuvieron fijos en los del coronel.

—Por ahora todo parece claro — él siguió viendo fijamente mis ojos — esta mañana interrogamos a los soldados infiltrados que quedaron con vida, uno de ellos asegura que se infiltraron gracias a un plano que usted les entregó del castillo. 

 Por supuesto, hijos de puta.

—Eso no es verdad.

—¿No hizo el plano?

Ríndete a Él (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora