SONRISA

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Capítulo 24

La llegada al palacio fue tranquila. 

Entramos por la parte trasera que pertenecía al personal según me dijo Maicol y, aunque era la zona del servicio no dejé de alucinar con cada detalle desde la parte de afuera hasta los detalles del corredor. El tapiz era de un precioso color hueso con algunos detalles en azul, l escudo real adornaba cada esquina de los pasillos y donde había intersecciones y cada pasillo parecía una parte más del palacio, no parecía una zona cualquiera del personal.

Maicol me llevó hasta donde una mujer alta y corpulenta que estaba amasando en una enorme mesa. Mientras él hablaba y explicaba mi presencia aquí yo observaba los enormes hornos y lo brillante de las baldosas negras que cubrían el suelo, había otro tipo de cosas enormes que no tenía ni idea de para que servían. Los estantes eran igual de negro que las baldosas y tan enormes que estaba segura debían usar escalones o banquillos para llegar a ellos.

Nhora, quien momentos después de mi asombro descubrí era la encargada de todo el personal me dio una cálida bienvenida y me llevó hasta una de las alas del palacio.

—Esta es el ala donde los empleados del castillo descansamos y dormimos, por el momento los aspirantes no duermen aquí, pero en vista que no tienes a donde ir dentro de nuestro reino puedes quedarte con nosotros.

Bien, eso no me lo esperaba.

—Muchas gracias Sra.

—Llámame Nhora — sonreí — espero que el deslenguado de mi hijo no te haya incomodado.

—¿Maicol?

—Sí, es mi hijo menor — sonrió orgullosa — es el menor de cinco hermanos, dos de ellos murieron hace unos años cuando fuimos invadidos. Maicol era muy joven aún, pero se le metió en la cabeza que iba a vengar la muerte de sus hermanos.

—Debió ser muy duro.

—Sigue siendo duro, pero hemos aprendido a vivir con eso — me dio una sonrisa triste — pero bueno, ya dejo de aburrirte con mi cháchara, ponte cómoda las pruebas de cocina comienzan mañana y el rey pide platos específicos para calificar — asentí.

—Espero dar lo mejor.

—Tienes algo en los ojos que me dice que eres bastante tenaz — sonreí sintiendo — en el pasillo hay seis baños, los de la izquierda son los de mujeres puedes usar cualquiera de esos tres. Descansa.

—Igualmente, Nhora. Gracias.

Lo primero que hice cuando Nhora salió fue correr al armario. Encontré algunas toallas limpias y con ella en mano y mi bata de pijama corrí por el pasillo hacía el baño. El cuarto de baño era amplio, los cajones tenían jabones con olores a especias, había cremas, champú y cepillos de dientes en sus cajas. El agua caliente y el jabón que actuó sobre mi cuerpo fue una auténtica bendición. Froté toda la suciedad y el sudor, me atreví a lavar mi cabello y al terminar corrí por todo el pasillo y me encerré en el dormitorio.

Me sentía extraña, estaba esperando encontrar personas hostiles y desafiantes, pero había visto todo lo contrario. Lo soldados respetaban y el personal era realmente amable, la imagen que tenía preconcebida se había ido al carajo con las primeras impresiones.

El dormitorio tenía dos camas, pero por ahora solo yo ocupaba el dormitorio, así que me dejé el cabello suelto y lo dejé secar con tranquilidad. Cuando mi cabeza tocó la almohada me preparé para comenzar a dar vueltas.

Todo lo contrario pasó.

*****

El ruido de pasos en el pasillo me hicieron despertar. Mi cuerpo protestó, pero me sentí extrañamente descansada. Me levanté corriendo antes que alguien viniera por mí y me vestí con rapidez antes de acomodarme la peluca y dirigirme al baño con mis utensilios de aseo. Me duche y lavé los dientes al tiempo que la puerta sonaba con tres golpes.

Ríndete a Él (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora