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Criarse en una selva pudo afectar más de lo que Ace creía y los Whitebeards tuvieron una prueba de ello sin saberlo.

Ace no se estaba sintiendo bien.

Tal vez era el clima, tal vez era porque ese día había comido un poco más temprano de lo que solía hacer.

No es que Ace fuera la persona más alegre de este mundo, no lo era, pero al menos podría decir que enorgullecía de mantener a raya sus pensamientos la mas que podía, claro, no siempre triunfaba del todo, pero el esfuerzo era lo que contaba.

Por eso siempre había una epoca en donde era más feliz de lo usual y otra donde se sentía más miserable de lo normal.

Ya sea por el constante recordatorio de que el gobierno lo buscaba por ser el hijo del mayor criminal de la historia o tal vez por aquellas charlas en el bar que derrumbaron su autoestima en pedazos y marcaron su infancia y vida por completo.

Pero Ace seguía intentando ignorar todo esto último y trataba de vivir lo mejor posible y sin ningún arrepentimiento.

El resto de los Spades comprendieron ello, no los motivos como tal, pero sí que tenía malos días y necesitaba aislarse.

Así que Ace se encerraba en su cuarto todo el día mientras bebía chocolate caliente, lloraba un poco y trataba de leer los periódicos y libros de su barco, para después tomar prolongadas siestas que le hacían rejuvenecer y poder tener nuevas energías para que el día siguiente volviera a la normalidad.

Deuce decía que era su epoca de invernacion y Ace no podría negarle eso, especialmente considerando que la mayor parte de su vida estuvo en un bosque con animales salvajes.

Puede que Ace haya adoptado algún hábito del lugar y reflejado en su estadi de animo, pero no iba hablar de ello aquí.

Los Spades estaban acostumbrados, pero los Whitebeards no.

Ni siquiera lo sabían, simplemente habían adoptado a Ace como un perro callejero sin importarles si tal vez no era un perro, si no una liebre salvaje lista para arrojarse hacía cualquiera.

Pero Ace encontró un hogar con ellos y eso se sintió bien para el pequeño ser salvaje que se encontraba escondido en lo profundo de su corazón.

Ace no lo admitiría, pero dentro de si mismo puede que haya desarrollado más instintos animales de lo que era realmente consciente.

Ya sea su forma de comer, sus modismos de gruñir ante una amenaza, su estilo de combate que hacía sospechar de que fuera un espía  marino o su personalidad en sí.

Deuce lo había descrito como si fuera  el espíritu de un tigre encarnado en un humano.

No le molesto del todo, Ace estaba contento con la idea de el teniendo el espíritu de un tigre, estaba seguro que Luffy era un pequeño mono y esa imagen enaltecio su ego y al mismo tiempo derritió su corazón de ternura al imaginar a su hermanito como un mono un poco torpe, pero adorable.

También penso en Sabo, si el rubio siguiera vivo estaba seguro que sería como una pantera, inteligente y agil como Sabo solía ser.

Pero volviendo al punto. Después de la larga persecución y domesticación que tuvo al enfrentarse constantemente contra a los Barbablancas, finalmente cedió y ahora formaba parte de su familia.

Sin embargo, todo el proceso lo agotó más de lo que podría haber imaginado y ahora necesitaba una buena dosis de auto aislamiento para poder descansar su mente de todo el desorden emocional que había estado sufrriendo desde los últimos meses que se había unido.

Así que lo hizo, salió en la mañana, agarro una bandeja de comida que Thatch le había preparado, para después volverse a encerrar en su habitación e ignorar a todo aquel que le había dirigido la palabra mientras lo hacía.

Pudo escuchar las risas de los Spades de fondo y la voz consternada de Thatch diciendo: "¿Qué demonios?", también el suspiro resignado de Marco y como Haruta se atoraba con el pedazo de sandía que se estaba comiendo antes de que Ace se apareciera.

Pero no importó, Ace dejo el plato en su mesa y se recostó y cobijó hasta sentirse cálido, para después volver a cerrar los ojos y caer en un profundo sueño.

Mientras que en el Moby ardía la confusión y un Izo cansado se golpeaba la frente con la mesa en la que se encontraba sentado.

"¿Debería preguntar?" Preguntó un Marco con una mirada que indicaba que realmente no quería saber lo que pasaba pero que tenía que hacerlo de todas formas.

Deuce le miro con pena y Dusty le dio una sonrisa compasiva.

Ace era realmente un remolino en sus vidas como piratas y no ayudaba que el pequeño mocoso nunca les hablara de si mismo.

Marco no podría enumerar las veces en las que Ace les había sacado canas, desde él hasta Izo, e incluso Vista parecía cansado y Jozu se escondía cada vez que algo sucedía alrederor del menor.

Pero era su hermano pequeño y como hermanos mayores deben superar y adaptarse a la locura de su hermano más joven.

Aunque a veces Marco también quiere esconderse detras de los barriles y beber algo para calmar los nervios.

Así que suspiro y se levantó de su lugar sacudiendose los pensamientos de tener una mañana tranquila y encaminándose hacía la habitación del pelinegro.

El día acababa de empezar, pero sentía que necesitaría usar todas sus células cerebrales para no fruncir el ceño ante Ace.

De fondo escuchó la risa de su padre y el temblor que provino de ella y Marco no pudo evitar empezar a contar hasta diez en su mente.

Solo deseaba que fuera lo que fuera ahora, tuviera piedad de él y de su estabilidad emocional.

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Hoy no tuve un buen día, así que realmente esto tendrá más errores de lo usual, así que si encuentran uno estare agradecida si me lo señalan para poder corregirlo.

¡Muchas gracias por leer! Me di cuenta que llegue a las mil leídas y me alegra saber que estan disfrutando las historias, así que muchas gracias por todo su apoyo ♡

One Piece || One-shots & Drabbles Ver. ASL ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora