One Piece || One-shots & Drabbles Ver. ASL ||

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Cuando somos jovenes, somos impulsivos y desesperados. Deseamos con toda nuestra voluntad pelear y correr hacía el peligro pensando que tenemos a todo el mundo en la palma de nuestras manos.

Sin embargo, sin sorprender a nadie, hay momentos que nos demuestran cuan pequeños somos a comparación del resto.

Ya sea perder a tu tripulación uno por uno frente a tus ojos o recibir un puño de magma en el medio de tu cuerpo tratando de proteger a alguien más.

Son estos momentos los que definen nuestra voluntad y de lo que queremos en nuestro futuro. Algunos podran tener el privilegio de una segunda oportunidad y otros tendran que marcharse del mundo sin opción alguna.

El mundo es así de cruel. Manchara cada rastro de inocencia e ingenuidad que resalte en cualquier joven tallo que nazca y cortara la raíz ante de que siquiera florezca.

Él no podría haber odiado más eso desde aquel día que perdió a su preciado hermano pequeño y estaba seguro que el resto de la tripulación se lamentaba lo mismo.

El muy idiota era impulsivo y descuidado, pero su corazón era tan dulce y llenó de anhelo y esperanza por un futuro junto a su familia.

Era tan joven y tan sediento de aprobación por parte de los demas que hacía que su corazón se estrechara.

Tan solo mirar sus ojos llenos de alegría mientras reía y cantaba al sonar de una canción o como su rostro se contorneaba cuando veía un buffet.

Simplemente era demasiado débil al encanto de su hermano.

Es por eso que cuando lo perdió, no solo fue Ace quién murió en batalla, también fue una parte de cada uno de ellos que lo hicieron.

Todavía tenía pesadillas viendo los ojos del pecoso apagarse y ver como la flama que tanto lo mantenía vivo se extinguía seguía ocasionando que las lágrimas corriera por su rostro.

Marco no creía mucho en dios, pero si realmente existiera, entonces esperaba que estuviera cuidando bien de su adorado pequeño hermano de pecas esparcidas.