¿Están todos locos o lo estoy yo?

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No podía contárselo a nadie, y mucho menos a Renée. Ella, además de acusarme de que sólo son escusas para que me perdone la infidelidad, se pondría hecha una furia, de todas formas estaba en otro lugar. Roman no me creería, quizá incluso perdería su amistad porque también era amigo de Renée. Necesitaba hablar con alguien... ¿Pero a quién más tenía?

Me dirigí al bar que había en la calle contigua al hotel, ahora no podría dormir tranquilo. Por el camino crucé mi mirada con una mujer, no podía distinguir bien sus rasgos ni su aspecto debido a la niebla que lo cubría todo, pero sus ojos penetraban mi mirada tanto que tuve que apartar la vista, pero ella seguía mirándome y se acercó a mí.

-Tú, tú eres como él, uno de esos hombres que controlan su propio mundo. -la chica estaba rodeada por un halo de misterio, sus ojos eran azules, casi tan claros como el cristal, era bella, pero al mirarla a los ojos sentía un gran terror, tanto que me quedé paralizado - Sí, debes de conocerle, dile que estoy con él, que te muestre el mundo tal y como es y si quiere encontrarme que siga a los cuervos. ¡Corre!

La mujer desapareció y entonces pude volver moverme. Corrí al bar, no sé por qué corría, pero algo en mi interior me decía que era mejor que le hiciera caso.
Rápidamente abrí la puerta del local, pero choqué con una figura.

-Ambrose. ¿Qué haces aquí a estas horas?

-Yo podría preguntarte lo mismo, Bray.

-Estás temblando, ¿tanto miedo te doy? Espera... La has visto, lo se por tu mirada de terror, dime qué te ha dicho.-me cogió del cuello y me zarandeó-Ambrose, habla.

-¡Nada, no, no sé de qué me hablas!

Me fui del bar, ya era lo que me faltaba, ni podía beber tranquilo. Bueno, de todas formas tenía una botella en mi habitación. ¿Qué le pasaba hoy a todo el mundo? ¿Se habían vuelto todos locos? Espera, quizá era yo el que estaba loco.

Ya llevaba media botella, debía parar ahora que todavía estaba a tiempo.

"Vamos, bebe, por una vez no pasa nada."

"Pero prometí que no lo haría."

"¿Y quién se dará cuenta? No te vas a emborrachar sólo con una botella, además si lo vomitas a tiempo el alcohol no te hará efecto."

-¡He dicho que no!-tiré la botella contra la pared y se rompió en miles de pedazos, causando un gran estruendo.

Alguien llamó a mi puerta fuertemente.

-¡Dean! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

-Roman, déjame solo.

-No, abre la puerta.

Lo ignoré. De repente la puerta cayó al suelo y Roman irrumpió en mi habitación, había derrumbado la puerta.

-Yo no voy a pagar eso.

-Dean, es en serio, dime qué te pasa.

-No me creerías.

-¿Y por qué ibas a mentirme?

Le conté todo.

-Tenías razón, esto es difícil de creer. Pero no hay nada que podamos hacer, no ha llegado a hacerte nada. Si vuelve tú avisame.

-Ahora ya lo sabes. Necesito estar solo, prométeme que no se lo dirás a Renee.

-No se lo diré, no quiero dañarla, pero de todas formas no me parece bien lo que le has hecho, ella no se lo merece.

-Ya... Y Roman. ¿Por qué estás en calzoncillos? Tú nunca duermes así.

-Hacía calor.

-Sí, ya.

Rió y se fue.

Esa noche apenas pude pegar ojo, mi mente no quería descansar, no dejaba de pensar en todo lo que había ocurrido.

Alrededor de las 7:00 am llamaron a mi puerta. Eran dos grandes policías, ¿qué hacían ellos aquí?

-¿Usted es Jonathan Good?

-Sí, pero yo no he hecho nada, ¿qué hacen aquí?

-Usted tiene derecho a guardar silencio, no me obligue a hacerle callar.-me puso las esposas.

-Está bien...

"¿Y qué me vas a hacer, parguelas? ¿Me vas a pegar? ¡Atrévete, quítame las esposas y pelea como un hombre!"

Me tuve que contener. ¿En qué lío me había metido ahora? ¿Por qué me salía todo mal?

Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora