-Al menos dime cuál es tu nombre-imploré.
-Abigail. Ahora vete.
Ella desapareció y el vacío de mi mente se volvió rojo. Tomé una bocanada de aire, como si hubiese estado más de dos minutos bajo el agua y por fin pudiese salir, pero todo lo que inhalé fue polvo, tosí con fuerza, casi como lo hacía mi padre tras fumarse una caja entera de tabaco. Abrí los ojos, pero todo seguía estando rojo, al igual que en mi mente. El inconfundible olor de la sangre invadió mis fosas nasales y entonces me di cuenta de que estaba tirado en el suelo, todavía atado a la silla y sobre un charco de sangre que no recordaba haber visto la vez anterior que desperté en este lugar; pero no sólo había sangre a mi alrededor, sino también a varios metros de distancia.
"Espero que toda esa sangre no sea mía"
Era el momento de pensar en cómo liberarme de las cuerdas que me retenían contra la silla. Lo pensé un rato, definitivamente lo mejor sería intentar salir hacia arriba, por encima del respaldo de la silla.
Hice fuerza con los brazos y las piernas a la vez. Primero noté el hombro derecho entumido, casi no lo podía mover, pero luego eso se convirtió en un terrible dolor que iba cada vez a más. Me mordí el labio para no gritar. Notaba que estaba saliendo sangre de mi hombro y era bastante abundante, no me atrevía a mirarlo. Tenía que soltarme rápido si no quería desangrarme. Me revolví con fuerza y con rodas las partes de mi cuerpo, ignorando el dolor.
Poco a poco conseguí liberarme un poco de la presión de las cuerdas, de forma que podía respirar cómodamente, a pesar de que cada vez que lo hacía me tragaba un montón de arena. La cuerda fue bajando y, al fin, conseguí salir de aquella trampa.
Me levanté, las preguntas se sucedían en mi mente mientras caminaba por aquel desierto lugar, quizás buscando algo o alguien que me pudiese ayudar. Pero allí sólo había arena, ni siquiera un pequeño cactus alteraba la monótona estructura del paisaje.
En vista de que no había nada mejor con lo que cortar ma hemorragia, decidí usar mi agujereada camiseta como un torniquete. Al fin tendría que echarle huevos y mirar la herida. Me quite la camiseta, también llena de sangre, e inspeccioné la herida. No daré demasiadas explicaciones porque sé que no es agradable de imaginar, pero una ancha raja de unos 10 centímetros de largo recorría la piel de mi hombro, haciendo que en algunas partes se me viese hasta el hueso. Noté que al mirar me mareaba, así que rápidamente me hice un torniquete para no perder más sangre.
Pensé en caminar para intrntar salir del desierto en el que me encontraba. A cada paso me sentía más débil, ¿pero qué otra cosa podía hacer para intentar salvar mi vida? Debí caminar alrededor de unas dos horas y poco a poco fueron apareciendo cada vez más plantas desperdigadas, hasta que llegué a una zona de boscosa. Pensé que seguramente habría alguien por allí, así que me adentré entre la maleza.
Un suave gemido hizo que el silencio de mi mente se convirtiese en un bullicio de pensamientos. Me giré, buscando a la persona de la que procedía ese quejido, y pude distinguir una figura tirada en el suelo a un par de metros de distancia. Corrí hacia ella. Su cara me era muy familiar, pero me costaba pensar, quizá había perdido demasiada sangre.
"No puede ser. ¿Qué hace Roman aquí?"(Jonathan Good)
"Piensa un poco, no puede ser él" (Jon Moxley)
"Eso da igual, tenemos que salvarlo, seguramente sea Roman, es clavado a él" (Dean Ambrose)
"Pues está herido, y parece inconsciente"
"No creo que sea tan grave, sea quien sea seguro que puedo despertarlo"
"¿De verdad lo harías?"
"Claro, soy una parte de ti, idiota. Por lo tanto Roman también es mi hermano, así que si hay aunque sólo sea una pequeña posibilidad de que sea él, lo salvaré"
Efectivamente, estaba herido en el pecho. Le quité la camiseta. Tenía una gran herida, quizá más grave que la mía, y además en un punto bastante peligroso. Comprobé su pulso, era bajo, pero al menos seguía vivo. Tenía que actuar rápido si quería salvarlo, tenía que agradecerle las cientad de veces que me había ayudado él a mí. Me quité el torniquete, al instante noté que la sangre volvía a desbordar mi herida, y se lo puse a él. Todavía seguía saliéndole sangre, pero menos que antes. Lo cargué en mis hombros, como él había hecho alguna vez conmigo, y comencé a andar. No iba a ningún lugar en concreto, sólo seguía mi instinto, puede que esta vez fuese la solución.
No había mucho ruido en el bosque, tan solo se oía el entrechocar de las hojas con el viento y de vez en cuando el desgarrador graznido de un cuervo que me ponía la carne de gallina. Sentía que las piernas me flaqueaban y de un momento a otro iba a caer, el graznido se oía cada vez más cerca.
¿Me engañaban mis ojos o eso de allí a lo lejos era una casa? Casi corría hacia la supuesta casa. Pegué un grito para que el dueño de la vivienda saliese a ayudarnos. Un hombre gordo con un sombrero salió de la casa, y tras él salieron otros dos más altos. Intenté aumentar la velocidad de mis pasos, pero el peso de Roman sobre mis hombros hizo que perdiese el equilibrio, caí al suelo y ya no vi nada más.
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Bueno, espero que os esté gustando mi historia. Siempre se agradecen vuestros votos, comentarios o lecturas. Sé que no soy la mejor escritora, pero me divierto escribiendo, así que creo que ya sólo por eso vale la pena, y os recomendaría a todos los que no lo hacéis que probéis a escribir algo.
Seguramente sólo pueda actualizar los fines de semana porque apenas tengo tiempo entre semana, pero intentaré hacer capítulos más largos para compensar. Un beso a todos y muchas gracias por leer mi historia, significa mucho para mí.
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Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)
Fiksi PenggemarDean Ambrose es un famoso luchador de la WWE, es impredecible, hace lo que quiere y no le tiene miedo a nada, al menos hasta que conoce a Elisabeth, una fan de la lucha libre tremendamente obsesionada con él y casi tan lunática e inestable como el p...