Confesiones

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Prrendimos un fuego, puesto que ya estaba anocheciendo y hacía frío y nos sentamos alrededor de la fogata.

-Está bien, veo que es la única forma de que hagas lo que debes. A ver... Empezaré contando un poco mi historia. Yo hace no tanto tiempo, quizá unos cinco años, era una chica normal-comenzó a narrar Abigail-. Vivía con mi madre, pues mi padre estaba preso en la cárcel, allí fue donde los dos se conocieron y se enamoraron. Cuando mi madre salió de la cárcel descubrió que estaba embarazada y decidió tenerme a pesar de que sabía que tendría que cuidarme sola, mi padre aún tendría que cumplir condena unos cuantos años más. Mi madre nunca quiso contarme por qué habían apresado a mi padre. Bueno, como decía, yo era chica normal de doce años que vivía con su madre.

-Espera, espera. Si hace cinco años tenías doce, ¿cuántos años tienes ahora? ¿Diecisiete?-interrumpí.

Yo esperaba que fuese bastante mayor, incluso que tuviese cientos de años. aunque con aspecto joven por no haber envejecido al ser un espíritu. Pero Abigail tenía el aspecto de una mujer de al menos veinte años...

-Sí, tengo diecisiete años, ya sé que parezco algo mayor, quizá me ocurra esto por permanecer tanto tiempo en esta dimensión. Bien, yo era bastante feliz y tenía muchos amigos, hasta que un día una parte de mí comenzó a oponerse a mi voluntad, hacía todo lo que yo odiaba: pasaba la noche con todos los chicos que podía, se drogaba, se autolesionaba e incluso llegó a herir en múltiples ocasiones a mi madre, por lo que me echaron de casa. Perdí todo lo que tenía: mis amigos, mi familia, mis sueños, mi felicidad...

Se notaba que Abigail estaba emocionada, las lágrimas estaban a punto de desbordar sus ojos.

-Pero por suerte un día descubrí cómo podía separarme de esa horrible parte de mí, aunque yo también saldría perdiendo en parte. La única solución sería abandonar mi cuerpo y vivir como un espíritu sin cuerpo hasta mi muerte.

-¿Y qué pasó con tu cuerpo?-pregunté.

-Se lo quedó y hasta el día de hoy lo conserva la parte de la que me quise separar, ahora llamada Elisabeth.

-¿¡Cómo!? Entonces, ¿eso significa que tú y Elisabeth sois la misma persona?

-Así es...

Ante esto quedé alucinado, las dos eran prácticamente lo opuesto, eran tan distintas que no parecía posible que fuesen la misma persona.

-No sabía que todo eso fuese posible... No me estarás tomando el pelo, ¿verdad?

-No. ¿Quieres que continúe?-asentí- Cuando abandoné mi cuerpo me vi sola, nadie de esta dimensión me podía percibir puesto que no tenía fuerza suficiente como para hacerme suficientemente perceptible para los humanos corrientes. Estuve así durante aproximadamente un año, hasta que un ser superior, un dios en parte maligno y cruel, pero por otra parte extremadamente sabio se puso en contacto conmigo y me enseñó muchas cosas, tras esto me encomendó la misión de encontrar a las personas adecuadas para que nos ayudasen a salvar la Tierra y todo lo que la poblaba. Poco después me topé con Bray-anunció mirándole- y descubrí que él me podía ayudar, así que le conté todo.

Me había quedado sin palabras, su historia era increíble, además de muy dura, pero quería saber más, esta vez sobre Bray.

-Has debido sufrir mucho...

Abigail asintió.

-Sé que tú me comprendes, Dean, tú has pasado por algo parecido, ya sabes, con...

-Con tu padre en la cárcel y tu madre que murió de sobredosis-interrumpió Bray.

-¡No vuelvas a decir eso!-le amenacé.

-Ves Bray, por eso no quería decirlo, todavía no lo ha superado.

Miré con frialdad a Abigail.

-Ahora quiero saber sobre ti, payaso-mi mirada se posó sobre Bray.

-Está bien, "Ding" Ambrose. Yo no sé nada sobre mis padres, he vivido solo desde que recuerdo, bueno, al principio vivía con mi hermano Bo. No sé cómo sobrevivimos en este bosque cuando yo apenas era un niño pequeño y mi mi hermano tan solo un bebé, supongo que algo nos protegía, yo lo notaba. Pero todo cambió cuando tenía diecinueve años, recuerdo exactamente el día...

-Un momento, si tenías diecinueve años, ¿por qué no os fuisteis del bosque? Podríais haberos establecido en la ciudad como el resto de la gente.

-Sí, esa fue nuestra intención en un principio, pero pronto descubrimos lo estúpida que es la humanidad. Deberían aprender más de los cuervos, ellos se alían para sacarle los ojos y matar a su presa y después todos se benefician de ello, sin embargo, los humanos son estúpidos, ellos se sacan los ojos y se destruyen entre ellos. ¿Y quién se beneficia de ello? Nadie. Bueno, como decía, un diez de enero todo cambió. Aparecieron en nuestra cabaña dos extraños que decían haberse extraviado en el bosque y nos pidieron quedarse en nuestra casa esa noche, y yo por compasión se lo permití aunque mi hermano Bo estaba en contra.

¿Compasión? Pensaba que esa era una de las cualidades de las que Bray carecía.

-Luke y Erick, así se llamaban los hombres, se quedaron en nuestra casa. Esa noche Bo estuvo muy inquieto y diciendo cosas sin sentido, como: "Sólo tienes que creer, cree en mí y lo verás todo claro, todo lo que tienes que hacer es Bolieve, cree en Bo Dallas". A la mañana siguiente mi hermano había desaparecido y lo único que quedaba de él era una nota sobre su cama que decía: "Lo siento Bray, hermano, pero me tengo que marchar, no intentes encontrarme. Tengo algo muy importante que hacer, pero no puedo decirte nada por el momento. Firmado: Bo". No podía dar crédito a lo que leía, mi hermano me había abandonado a mi suerte. Pero yo pensaba que todavía podría encontrarlo, así que salí precipitadamente de nuestro hogar. Al salir me topé con una presencia purpúrea, la ignoré y salí corriendo, pero ella, que luego se presentó como Abigail, me siguió y me dijo que no tuviese miedo, que no estaba solo porque ella estaría conmigo, mi hermano debía seguir su propio destino, que era diferente al mío. Le costó convencerme porque yo antes era como tú, Dean, era cabezota y prepotente, en el fondo tú y yo estamos hechos de la misma esencia-Bray sonreía siniestramente y yo negué con la cabeza-. Ella me enseño todo lo que sé y me encomendó la misión que ya conoces, la misma que la tuya: salvar la Tierra de los estúpidos seres humanos que la destruyen y rescatar a aquellos que merezcan la pena. ¿No sería un mundo formidable?

-Sí, supongo... Pero no entiendo cómo podríamos hacer nosotros eso.

-Ah, pues Abigail y yo pensábamos que tú tendrías alguna idea.

-Es normal que así, tan de repente, no se le ocurra nada. Pero de momento lo mejor que podemos hacer es recomponer un poco tu vida, empezando por recuperar tu trabajo en la WWE.

Se me iluminó la cara al escuchar eso, mi trabajo era de lo que más amaba.

-Sí, yo sé como hacer eso. Tenemos al niño bonito de Triple H-dije mirando a Seth, que todavía seguía inconsciente en el suelo.

-Está bien, pues mañana mismo es lunes, así que iremos a Raw. Además yo todavía tengo que trabajar-declaró Bray.

Y así los tres nos echamos a dormir junto a la caliente fogata.

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Bueno, yo creo que este ha sido un capítulo con bastante información, además de un pelín más largo. Espero que os haya gustado, y como siempre podéis votar y comentar si queréis :).

Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora