XVII

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¿Eduardo?- volví a preguntar al no recibir respuesta- ¿Victoria? ¿Acaso no me dirán nada?

La primera lágrima corrió por mi mejilla, pero me la limpié

Creo que me retiraré- dijo el primer ministro mientras pasaba por mi costado y yo lo quedaba mirando con mala cara

Lizzie...- trató de acercarse Eduardo, pero yo retrocedí

No puedo creer que justamente usted me haga esto- le dije a la reina- Pensé que me querían, que me estimaba

Elizabeth, claro que lo hago- dijo Victoria- Es solo que...

Nada- le dije- Debería entender más que nadie lo mucho que quería ser parte del Concejo, lo que yo quería hacer por Inglaterra. Vio de cerca lo contenta que estaba por todo lo que me estaba pasando, pero me doy cuenta que su egoísmo pudo más con usted misma

Deja que ella te explique, por favor- suplicó Eduardo

Prometo que si no tuviera mi examen para la universidad mañana, me iría- dije en un tono molesto- No quiero formar parte de una familia que se arruinan unos a otros

Me saqué el anillo de mi dedo anular y me acerqué a Eduardo mientras sentía más lágrimas correr por mis mejillas

Quizás no sea la indicada- le dije con la voz rota

No hagas esto, por favor, Lizzie- me volvió a suplicar

Yo salí de la habitación con la cara en alto, pero aún con las lágrimas corriendo por mi rostro

Elizabeth, se me ocurrió algo para la boda que...- Ana me vio y se acercó- ¿Que pasó?

Pregúntale a tu tía- le respondí yendo hacia mi cuarto

(...)

No quiere salir de su habitación- dijo papá- Quedan quince minutos para que anuncien su matrimonio y no sale

¡Lizzie!- exclamó Leo mientras tocaba mi puerta

Yo estaba recostada en la madera mientras miraba toda la habitación, pensaba en las cosas que me diría mamá para tranquilizarme, para hacerme sentir que todo estaría bien aunque no fuera así. Eduardo estaba sentado a un lado de mi puerta. Yo lo sabía, lo podía sentir

¿Ha ocurrido algo que no sepamos?- le preguntó Eric en un susurro

Te lo debe decir Elizabeth, no yo- respondió el príncipe

No quiere dejarme entrar a mí tampoco- dijo Amy- Eduardo, no queda tiempo y es obvio que ella no abrirá

Solo... déjenme hablar a solas con ella, por favor- le suplicó a todos los que estaban presentes

Quedan diez minutos- volvió a decir papá- Suerte

Lizzie, por favor perdóname. Te juro que yo no sabía nada, me acabo de enterar y estoy tan molesto y desconcertado como tú- me dijo- No planeo justificar a mi madre, lo que hizo estuvo mal y tienes toda la razón del mundo para molestarte, pero por favor no hagas esto. Te amo, Elizabeth, y quiero casarme contigo, te prometo que mi madre no volverá a interferir en nada. Falta siete minutos para que salgamos al palco real. Te esperaré diez segundos, si no sales, entenderé la razón y cancelaré todo. Lo prometo. Diez...

Eduardo comenzó a contar y a pesar de que una parte de mí moría por salir, besarlo y decirle cuánto lo amaba también. La otra me decía que me quede, que sería lo mejor que podría hacer, que debía seguir luchando, pero esta vez sola

Tres...- se acercaba al final

¿Que hago?- me repetía mentalmente

Dos... Uno- terminó de contar- En serio lo entiende, Lizzie

ELIZABETH | Gilbert Blythe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora