IV

622 32 0
                                    


Al parecer el pueblo está molesto con los Cuthbert- comentó mi papá mientras leía unos papeles de su trabajo

No es culpa de ellos, todos decidieron confiar ciegamente en unos estafadores- dijo Eric

Concuerdo- le di la razón al pelinegro

¿Hoy irás a la casa de los Barry?- me preguntó mi abuela

Si, las chicas de la escuela estarán allá- respondí- ¿Puedo salir contigo cuando vayas al pueblo, Dorotea?

Claro que si, señorita James- me sonrió la mujer

Lizzie, solo Lizzie- le dije amable refiriéndome a como debería llamarme- papá, ¿cuándo regreses podríamos hablar?

Si, ¿sobre qué?- me cuestionó

No es nada importante, cuando regreses te digo- le sonreí para luego mirar a Eric y a la abuela asentir de acuerdo

Está bien, ya me voy- nos dio un beso a cada uno y un pequeño abrazo a la abuela para luego agarrar su maletín y salir

Ya era hora- dijo Eric

No entiendo de qué hablan- comentó un confundido Leo

Lo sabrás en su momento- le sonreí- Nana, no me contaste lo que te dijo mi profesora

Cuando regreses- me dijo tomando de su té

Lizzie, ¿puedo ir contigo?- preguntó Leo

¿No ibas a ayudar a Eric en unas cosas que le encargó papá?- cuestioné

Eric, puede solo- me dijo el pequeño

Leo...- le llamó la atención mi abuela- le prometiste a tu hermano ayudarle

Es cierto, las promesas no se rompen- le dijo Eric para convencerlo

Rayos...- dijo mi hermanito con una expresión de desilusión

Esas palabras en mi mesa no- renegó mi abuela

Lo siento- dijo arrepentido. Eric y yo ocultamos nuestras pequeñas sonrisas

Ya podemos irnos, Lizzie- dijo Dorotea llegando con su canasta para ir al pueblo a comprar algunas cosas para la casa

Listo, nos vemos más tarde- me despedí de mi familia

No hagan travesuras, por favor- pidió mi abuela

No te preocupes, abuela- le si di un beso en la mejilla para luego salir con Dorotea de la casa

(....)

Anne, Diana y yo corríamos mientras reíamos para poder encontrarnos con las chicas. La nieve había empezado a caer y los abrigos empezaron a ser necesarios

¿El aire fresco no les alimenta el corazón?- nos preguntó Anne mientras nos deteníamos

Puedo sentir más vitalidad- le sonreí a la pelirroja

ELIZABETH | Gilbert Blythe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora