ELIZABETH | Gilbert Blythe

XXII

Después de haber celebrado en la casa, decidimos seguir la celebración en nuestro lugar favorito, la playa

¡Leo, no corras!- exclamé mientras corría detrás del menor

¡Si te quitaras los zapatos, sería mejor!- dijo Eric mientras reía

Caí de trasero en la arena y todos comenzaron a reír, incluyéndome

Te dije- dijo Eric mientras me extendía una mano

Tomé la mano de mi hermano, pero en vez de pararme, lo jalé para que cayera a mi costado, ambos reímos. Luego, yo me levanté para poder meterme al agua con Leo y Eric siguiéndome

Los tres comenzamos a lanzarnos agua el uno al otro, así estuvimos un buen rato, hasta que decidimos salir para sentarnos junto a papá

¿Qué haces?- le preguntó Leo

Escribo- sonrió papá- Debemos decirle a su madre todo lo que nos está pasando

Papá enrolló la hoja para luego meterla a una botella de vidrio y ponerle un corcho para que la nota no se saliera

Nunca habíamos hecho esto- sonreí

Ustedes no, yo sí- nos dijo mientras sonreía para luego correr hacia el mar y lanzar la botella- Listo, ahora va a estar enterada de todo

Miré a Eric con una sonrisa mientras mis ojos se cristalizaban, mi hermano ser acercó para abrazarme por los hombres y luego juntos abrazamos a papá que tenía en sus brazos a Leo

¡Esperamos tu respuesta, Sofía Vanderbilt!- gritó Eric, logrando que riéramos- No nos va a escuchar si solo grito yo

¡Esperamos tu respuesta, Sofía Vanderbilt!- volvimos a gritar, esta vez los cuatro juntos

Todos reímos para luego meternos en el agua y jugar con ella, disfrutando nuestros últimos momentos en Avonlea

(...)

Mientras la familia James Vanderbilt estaba disfrutando de la playa y el hermoso día, Gilbert llegaba a la residencia de aquella familia

El joven entró con normalidad al lugar, pero al ver que nadie se encontraba, decidió dejar la pluma que Elizabeth le había prestado hace algunos días. Él no contento con solo hacer eso, volvió su mirada al lapicero y cogió una hoja con algunas cosas escritas para luego comenzar a escribirle una nota a Elizabeth

Querida, Elizabeth:

Ya que estamos por separarnos, tal vez para siempre, siento que debo confesar mis sentimientos. Tú eres el objeto de mi afecto y mi deseo. Tú y solo tú eres la guardiana de la llave de mi corazón. Por favor, no te asustes, no espero que correspondas, pero no puedo sinceramente, no delatarme. No estoy comprometido ni lo estaré, a menos que sea contigo, Lizzie. Mi hermosa y valiente rubia, siempre has sido y siempre serás tú

Con amor, Gilbert
Psdta: gracias por la pluma y buena suerte en Inglaterra

Gilbert dobló la hoja y escribió en letra grande el nombre de Elizabeth y la dejó encima de la mesa del comedor. Aunque no contento con eso, subió las escaleras hasta llegar a la habitación de la rubia y sonreír al ver el pequeño desorden con algunos vestidos tirados sobre la cama. Gilbert buscó un lugar en donde poner la carta para que Lizzie la pudiera ver, hasta que decidió que la pondría en su tocador para que así ella pudiera visualizarla

(...)

Leo estornudó mientras llegábamos a la casa, todos reímos