Capítulo 2 - En Apuros

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Akon se había ido ya a sus clases boxeo como todos los lunes, miércoles y viernes y algunas veces los sábados y me tocaba irme sola a casa; el tiene su auto, pero con tal de asegurarse de que yo llegue a salvo a casa, los días que no tiene clases viene en el mío. Tarde tres horas en convencerlo de que llegaría a casa bien, ya que esta no queda tan lejos.

Me dirigía hacia mi auto, un pequeño Mazda color gris, regalo de mi padre, del cual me había encariñado.

Cuando estaba a punto de introducir la llave en la puerta veo algo que me llama la atención en la parte delantera de mi auto.

Ambas llantas totalmente vacías.

Dios ¡¿Porqueeee?!

OK eso fue muy dramático.

-¡Maldita sea! - Patee la estúpida llanta que decidió quedarse vacía en un momento como este.

-No maltrates el auto, es muy bonito- Dijo una voz detrás de mi.

—¿Qué haces aquí? —Le pregunté al chico de ojos azules que me miraba con diversión en su rostro.

—Bueno, vine por mi transporte como la gente normal — Se acercó a mi oído y susurró —Esto es un aparcamiento— Su labio inferior rozó el lóbulo de mi oreja, lo que hizo que un escalofrío recorriera desde mi nuca hasta la espalda baja.

—Como sea. —Contesté. —Ahora quitate de en frente, extraño.

Traté de llamar a Akon pero fui directo al buzón de voz.

Dios, si estás ahí arriba ayúdame un poco ¿si?

—No deberías hablarle así a tu taxi de esta noche.

—Já, ¿Cómo me vas a llevar? ¿En bici? —Su mirada seguía siendo de diversión total y eso me estaba irritando.

—No, pero ¿te gustaría? — preguntó arqueando una ceja.

—¡Claro que no! ¡Piérdete!

—Oye calmate, yo te puedo llevar a casa, tengo una moto.

¿Una moto? Nunca me había subido a una e irme con un desconocido no estaba dentro de mis opciones, pero tengo que llegar a casa. Subirme a esa moto implica estar bastante cerca de el y hasta tocarlo, no, no voy a aceptar, me niego. ¡NUNCA!

—No me voy a subir contigo a una moto.

—¿Porqué no? — Me preguntó aparentemente ofendido y con el ceño fruncido.

Yo realmente no tenía respuestas a su pregunta que lo convencieran a él, nisiquiera me convencían a mi.

—Dime —presionó —¿Porqué no? ¿tienes otra opción?

No. pensé.

—¿Qué tal si eres un secuestrador? —Le pregunté .

—Ya te habría secuestrado — se encogió de hombros. — Aquí sólo estamos tu y yo.

¡Maldita sea! ¿Ahora que hago?
Talvez no sea tan malo, lo importante es llegar a casa, tengo gas pimienta en la cartera y si el intenta algo se algunas técnicas para dejarlo inconsciente por un buen rato gracias a Akon.

—Vale, llévame a casa.

El sonrió como diciendo: "Sabía que tarde o temprano aceptarias." Lo fulminé con la mirada —Acompáñame, mi bebé está por aquí.

¿Su bebé? Okey.

Fuimos hasta donde estaba "Su bebé", al final del parqueo donde le correspondia a las motos, este se subio en ella, una moto grande de color negro.

—Aquí está nuestro transporte, te presento a mi bebé - Le dió unas palmadas al tanque del combustible.

—Es linda —le dije, aunque no sabía qué podia  tener una moto de linda... Su conductor. Gritó mi subconsciente.

Reprimí  esos pensamientos antes de que me diera por creerlos y me enfoqué en quien tenía adelante.

—Vamos sube — Me extendió su enorme y suave mano la cual tomé y me subí como pude. —Toma, ponte este casco - Me extendió un enorme casco de color negro el cual tomé sin dudar.

—¿Y tú, no llevas?

—Solo tengo uno ya que no he subido a nadie en mi moto más que a mi mismo — respondió con simpleza.

Me sonrojé un poco pero luego recordé que esas eran palabras que seguramente el le decía todas y se me pasó.

—Vale.

—Además casi no lo uso, me gusta sentir el viento en mi rostro mientras conduzco a esta belleza.

La moto arrancó y salimos despacio del aparcamiento, pero al llegar a la autopista éste aumentó la velocidad lo cual no me incomodó, pero si que tuve que agarrarme buen fuerte de su abdomen para no desnucarme.

Por el retrovisor vi como este sonreía.

— ¿De que te ríes?  — Le grité por encima del ruido que hacía el viento.

—¡De tu cara! — Me gritó. Yo no dije nada más y me concentré en no hablar para que no se me entrara nada en la boca, me sentía como en rápido y furioso.

Llegamos a mi casa y recé porque papá no haya llegado  aún del trabajo y le diera un infarto de ver semejante transporte en el que llegué.

—Gracias por traerme — Le dije mientras le devolvía en casco y me acomodada el pelo.

—Ha sido un placer señorita...

—Annie, Annie Jones.

—Annie — repitió.

—¿Tú como te llamas?

El sonrió y sus blancos dientes relucieron entre la ligera oscuridad del frente de mi casa.

—Dylan. Dylan Danger.

—Por supuesto.

*

—¡¿Que te subiste a una moto con Danger?! ¡¿Terminaste de volverte loca?! — Gritó, y muy fuerte un histérico y enfurecido Akon caminando desde la cocina a la sala y de la sala a la cocina revolviéndose el pelo.

—¡No Me grites! — Le supliqué.

Nunca en la vida me habia gustado que me griten, mis manos empiezan a sudar y mi corazón se acelera y esa, ha sido la causa de las veces que me ha dado un ataque de asma.

Si, señores. Soy asmática.

—¿Qué tal si se caían? ¡Por Dios! ¿Si se estrellaban? ¿Qué ibas a hacer?

—¡Que paranoico!  No pasó nada, estoy bien, además, me prestó su casco.

—¿Porqué cojones no viniste en tu auto? — dijo  ya un poco mas calmado  cuando vió el miedo en mis ojos.

—Tenía dos llantas vacías Akon.

—Debiste llamarme.

— Y lo hice pero fui directo al buzón de voz maldita sea.

—De todos modos eso fué muy irresponsable Annie, ni siquiera conoces a ese tipo.

—Vale lo siento pero no sabía que hacer y quería llegar a casa.

—Está bien olvídalo pués.. Pero me debes dos chocolates, me han salido dos canas gracias a esta discusión.

Reí mientras aplaudía como foca. —Vale.

—Y... ¿Annie?

—¿Si?

—Aléjate de Danger — dijo  y cerró la puerta detrás de sí.

Si, ese era Akon en el modo "soy tu padre, haz lo que yo diga"   Solo hice mencionar el nombre de Dylan y se puso a caminar de aquí para allá halandose el pelo maldiciendo y diciendo que no más chocolate para mi.

Dylan Danger |DD#1| - Akary GressedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora