Un día, tras una misión en una montaña, Kanae y Shinobu encuentran a un pequeño niño siendo criado por jabalíes, así que deciden tomarlo bajo su cuidado y criarlo en la mansión mariposa.
Con el paso del tiempo, el temperamento atrabancado y hosco de...
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Tanjiro ya se había recuperado físicamente del incidente del tren, por lo que también comenzó a ser enviado a misiones. Durante sus descansos, Tanjiro y Zenitsu se quedaban en la finca mariposa, donde recibieron ayuda de las niñas y la pilar del insecto en sus entrenamientos.
Aquel día, Tanjiro iba regresando a la finca mariposa de una misión completamente solo.
—hola —escuchó una vocecita detrás suya.
Se giró para encontrarse con la grata sorpresa de que era Inosuke quien lo saludaba.
—ah, hola Inosuke —respondió, sonriente—. ¿También regresas de una misión?
—no, no, fui a comprar unas cosas que Aoi me pidió para cocinar —respondió, comenzando a caminar a la par del muchacho de cabellos burdeos—. Dime, ¿Cómo te fue en tu misión?
—bien —dijo, ampliando su sonrisa—. Todo salió de maravilla.
—me alegro. Estoy feliz de verte en una pieza y sin un solo rasguño.
Siguieron avanzando entre conversaciones triviales, a simple vista incluso la gente que los llegaba a ver se atrevía a deducir que parecían una pareja, principalmente por el hecho de que la mayoría confundía al del broche de mariposa con una mujer.
Se encontraban cerca de la entrada de la finca cuando Inosuke frenó en seco.
Quizás él no tenía el sentido del oído tan desarrollado como Zenitsu, pero había algo que podía distinguir a kilómetros.
Los lloriqueos de las niñas con las que vivía.
—¿todo bien Inosuke? —antes de responderle, el del broche salió corriendo—. ¡Espera!
—¡Aoi! —gritó.
Cuando ingresó a la finca encontró al pilar del sonido, cargando a Aoi y a Naho como dos costales de harina mientras Kanao agarraba el vestido de Naho y la mano de Aoi con todas sus fuerzas en un intento por que no se las llevasen.
Por su parte, el pilar se veía exasperado.
—¡Solo di algo! —le gritó a Kanao, quien apretaba los labios y tenía los ojos cerrados con fuerza casi siendo llevada a rastras también por el musculoso hombre—. ¡Eres una persona aburrida!
—¡a la carga! —gritaron las otras dos niñas, dispuestas a intervenir.
—¡Pilar del sonido, le ruego que se detenga! —pidió Inosuke desde la entrada del lugar, bloqueando la salida.
—¡¿Quién es este y que le hace a las niñas?! —gritó alarmado el Kamado, luego su expresión cambió a una de confusión—. ¿Por qué todo el enjambre está alrededor de él?
—¡¿Quieres concentrarte?! —alegó el del broche. Claramente estaba corriendo en pánico al ver a un pilar intentando secuestrar a las niñas con las que había crecido.
