Un día, tras una misión en una montaña, Kanae y Shinobu encuentran a un pequeño niño siendo criado por jabalíes, así que deciden tomarlo bajo su cuidado y criarlo en la mansión mariposa.
Con el paso del tiempo, el temperamento atrabancado y hosco de...
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—creo que ustedes han comprendido algunos conceptos erróneos. No hay cielo ni infierno en este mundo, esos lugares no existen. Esas no son más que fantasías humanas, un cuento de hadas, ¿y cómo lo sé? En realidad los humanos que viven virtuosos y decentemente sufren tragedias irracionales, mientras que las personas malvadas hacen lo que quieren porque viven dementes, vidas interesantes y embriagadas de placer. Ya que estas personas no reciben el castigo divino, al menos irán al infierno cuando mueran. Eso es lo que piensan las personas mentalmente débiles o no podrían vivir con ellas mismas, ¿cierto?, lo mantienen en lo profundo de sus mentes. Los humanos son tan patéticos.
—¡Si no hay infierno, entonces haré uno! —espetó el muchacho—. ¡Ya cierra la boca maldita escoria! ¡No te atrevas a hablar de mi mamá como si ella fuese infeliz, imbécil!
"Ahora está claro en mis recuerdos... mi mamá... pasó por mucha mierda antes de que ese desgraciado la asesinara y en cada oportunidad que tenía, ella decía que todo había valido la pena porque yo llegue a su vida", pensó, "perdóname mamá, por no haber tenido la capacidad de recordarte hasta este momento. Pero juro que voy a matar a este tipo, Kanao y yo hemos perdido todo por culpa suya... ¡Haré que sufra hasta que su miserable vida termine!".
Su furia era tal que podía escuchar los latidos de su propio corazón zumbando en sus oídos, esperaba que el veneno lo fuera a matar de una forma lenta y dolorosa.
Ese ser inhumano merecía todo menos el perdón.
Arremetió en contra del demonio, quien con una sonrisa utilizó su técnica de sangre.
"Nube congelada".
"Respiración de nieve y hielo, decima postura: ventisca de invierno".
Hizo movimientos giratorios con las espadas de tal forma que causo viento para evitar que el ataque llegase a él y a Kanao.
—genial, que interesante. Si es posible, quiero seguir jugando así hasta que me aburra.
"¿Es que no nos está tomando en serio?".
Aprovechando que el demonio estaba concentrado en Inosuke, Kanao corrió hasta poder llegar detrás del hombre de los abanicos en un intento por cortarle la cabeza.
"Respiración de las flores...", el ataque nunca pudo llegar, el demonio se percató de su presencia y la atacó con su abanico. De no haberlo frenado con su espada, seguramente la hubiera cortado por la mitad, al final la fuerza del golpe la hizo caer en el agua.
—¡Kanao! —Inosuke comenzó a correr, dispuesto a lanzar otro ataque hacia el demonio, pero este desapareció de un salto.
—¡estoy bien! —anunció la muchacha saliendo del agua.
—¡Baja! ¡No seas cobarde! —le retó el de ojos verdes.
Hace años que no dejaba a su furia salir de esa forma, corría por todo su cuerpo con cada palpite de su corazón, el cual parecía estar a punto de desbocarse. En ese momento se había olvidado de todo lo que había aprendido para mantener la calma, por una vez en la vida dejaba que su cólera lo devorase y controlase por completo. Kanao jamás había visto a su hermano de esa forma.
