Motivos de Sombras

#37.

(Sin fecha)

R:

Errando por los 19 pasajes laberínticos de nuestra historia te vivo, mientras las insensibles brisas frías del noviembre otoñal, atascan los recuerdos en un gramófono deteriorado por el amor, impidiendo así, la continuidad, o quizás una simple aceptación del presente.

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Hoy... mapas y escalas abrazan mis pies, impotentes de cada paso no dado desde mucho antes de aquel viaje a Panamá o a San Petersburgo.
La tranquilidad momentánea al conocimiento de tu lejanía, se marchó junto a la novedad, dejando a su paso un suspiro tembloroso que, meses después, aún intenta medir con un cuentagotas la profundidad del abismo que me obsequió tu ausencia.

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Hace muchas lunas que detuve mi investigación de culpables, de razones y de porqués.
La armadura dorada de espinas oxidadas llamada orgullo, se marchitó después de mil sueños abundantes en nostalgia y un poema indefinido en un bloc de notas.

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El silencio en tu nota de voz, invitó a la hostilidad entre la señora lógica y señor miocardio.
Un cataclismo de prosas y alma, desmoronó cada ápice de cordura en mi escritura...y los efectos no pasaron desapercibido.

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Mi poesía sangraba agonizando en cada renglón. Las oraciones bonitas empaparon sus pétalos en manchas corrosivas de rencor... y los poemas, de emociones atípicas e instantes de latidos compartidos, se refugiaron aterrorizados bajo las débiles caricias aún vírgenes y neutrales.

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Tus versos, ilusos e insensatos defensores de su madre patria,
morían enterrados y ahogados por errores gramaticales y océanos de tinta imprevisibles...derramada por engaños.
Los parches saturaban las sangrías en intentos de reescribir principios convenientes en pretextos.
Los márgenes, violados por explicaciones y excusas interminables, pedían asfixiados una respuesta no justificante de tus verbos y emociones... necesitaban a súplicas, una contestación sincera.

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Miles de letras analfabetas de doctrinas divagaron en un limbo durante la crisis de tus besos prestados.
Otras, murieron bebiendo el cianuro de tu silencio al despedirte.

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Medio diccionario resultó dañado en tu egoísmo.
Se necesitaron 16 amores al café y millones de "te quiero" en bolsa que financiasen la reconstrucción del corazón en ruinas.
Con el tiempo, las mentiras pasaron a ser fósiles prehistóricos en museos, las fotos, en tonos grisáceos, se archivaron en álbumes ocultos, y las palabras, se convirtieron en motivos de sombras.
La guerra había terminado. Poco a poco, sin darme cuenta, te había perdonado entre susurros afásicos y desvíos de miradas en los semáforos.

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Hoy, quizás redacte con 25 sentimientos prestados o confusos de anécdotas gastadas, inconclusas a pie de página.
Créeme. Me cuesta mucho escribir.
Detesto la noción de sentir que pierdo, aún más, lo que perdimos muchas lluvias atrás...si es que lo tuvimos.