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1:24 AM.

No recuerdo cómo visité este dejá .
La madrugada hecha en poesía: diseñada a lluvia y cigarrillos.
Las sirenas policiales rompían en llantos desconsolados el silencio sepulcro de mi alma.
Sonaban nostálgicas, angustiadas. Parecían reprimir un "Te extraño" sin destinatario conjugado en su melodía.

...

El susurro salado a una almohada en la distancia me incomodó.
Se sentía pesado, como un ancla despojada en mi pecho y estómago. Me dolía. Era estúpido.
Creí que necesitaba crear o embriagarme (no en ese orden); ya fuera de prosas, de recuerdos o ron (menos ese orden).
Respiré cansado mientras me desenredaba la manta y localizaba mis suecos. Ni mis demonios eran tan maleducados de interrumpir mi descanso a esas horas.

...

—Despierta. Necesito que mueras hoy, solo por unos renglones. Si total, todavía le perteneces— ordené removiendo mi alma aún dormida en su centro.

...

Preparé un trago saludable de whisky, unos Malboros y encendí la emisora. Me gustaba escuchar esas baladas cuando preparaba el desayuno en el café oscuro de sus lunares.
Me recosté al sofá junto a mi perro (aún me pregunta por ti).
La sensación de vacío no se había ahogado.
Nunca lo hacía (desde ella).
No veía motivos para ser la excepción esa noche.
Tenía que ser estúpido.

...

Comencé a escribir al compás deliberante del humo y la pureza del papel.
Trabajaba bien estando drogado, agonizando a letras,
brindando al aire como sabueso viejo que soñaba tus huesos.
Estaba diseco y dañado.
Desértico de flores. Debía abandonar ese vicio... y el alcohol también.

...

A mitad de párrafo, todo se oscureció; las voces, los gritos y las imágenes se callaron.
Algo apagó la ambientación.
El tiempo se dilató.
Solo quedó la nada, como la nuestra; así, tan taciturna y calmada, tan especial y frágil.

...

No podía moverme. Tampoco respirar o latir.
Perdí mi autonomía, y la sensación de caída a un abismo íntimo estremeció mi ser.
Sentí el viento en mis entradas y gravedad en mis huesos.
Pensé que era mi fin (Hubiera sido decepcionante irme a media botella)

...

Casi imperceptible, el sonido de unas gotas irregulares rozaron tímidamente mi silencio.
No distinguía entre un grifo en una mirada o una cascada orgásmica.
Poco a poco, la uniformidad del ruido perturbó mi inconsciencia.

...

No desperté, solo abrí mis ojos adormecidos. Estaba algo oscuro, y humedecido y rocoso. Parecía ser un túnel o cueva.
Una tormenta de estrellas y papeles de colores, iluminaban unos caminos laberínticos.
Paredes talladas de heridas y cicatrices,  y unos trozos enmarcados de memorias y aniversarios olvidados.

Motivos de Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora