Capítulo 8: Aquel peliazul

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El compromiso según mi padre era algo muy importante, cuando una persona se comprometía en algo, según él, debía de cumplirlo siempre. Solía decir que en el momento en que te comprometias, al mismo tiempo estabas recibiendo la completa confianza de alguien, y con la confianza jamás se debía jugar. La confianza es lo más fuerte, las personas se vuelven más sensibles frente a ti, muestran su verdadero ser, te confían una parte de ellos, por lo que en el momento que rompas esa confianza, perderás, perderás en muchos sentidos.

El perdió mi confianza en el momento que cruzo la puerta de mi casa, con planes de irse y jamás volver, y de paso llevándose a mi pequeña hermana con él. Alejándose de mi lado, cuando se comprometió a siempre cuidarme a mí y a mi hermana.

Falso.

-Demoraste 10 minutos-Lexi se cruzó de brazos viéndome con ambas cejas elevadas.

-Perdón, enserio, tuve algunos inconvenientes y...

-No necesitamos escuchar tus excusas de niñita engreída-Una voz más me interrumpio.

-¿Y tu quien eres?-Lleve mi mirada hasta una chica rubia posicionada detrás de Lexi.

-Eso no es de tu incumbencia.

-No tienes derecho de hablar así de mi cuando ni siquiera me conoces-Mi tono se volvió fuerte.

-Creeme que te conozco-Paso por el lado de Lexi tomando la posición delantera. Escuché como la de lentes suspiro probablemente ya sabiendo lo que iba a pasar-¡Dariana Mendez!Una chica, según los idiotas de esta escuela; linda, simpática, sexy. Claro, pero... ¿Que hay detrás de todo eso?-Frunció su seño cuestionandose falsamente a si misma-Fácil. Detrás de todo eso, exite una chica engreída, que quiere tener todo en este mundo y dejar a los demás sin nada-Mi seño se frunció ¿De que mierda estaba hablando?-Lamento informarte algo, Dariana, en este equipo de porristas no podrás comportarte como la chica creída que eres, aquí todos somos iguales, no importa ser la amiga de los chicos populares y cogertelos, aquí lo que importa es tu talento y lo que le puedes brindar al equipo.

Todo se quedó en silencio. Yo no podía entender a qué había venido esa agresión de palabras, ni quién era la persona que las había lanzado.

La rubia se quedó cruzada de brazos observandome atentamente con un aura de superioridad.

Y yo soy la creída.

Algunas de las chicas que se encontraban detrás, murmurando entre ellas, me dedicaban miradas feas, como si yo fuera un bicho que las amenazaba demasiado, a pesar de que no puedo hacer nada más que caminar.

Lexi se acercó a la rubia y le susurro algo en el oido mientras me observaba. Está desvío un poco su mirada de mi, y toda su aura de superioridad desapareció. Algo confundida seguí su mirada hasta encontrarme con unos hermosos ojos azules, esos ojos que siempre lograban hacerme sentir a salvó, y que en estos momentos agradecía demasiado poder ver.

No es que me hubieran lastimado las palabras de la rubia, pero no era una molestia que Theo haya llegado al rescate.

-Theo-Sonreí al verlo.

-¿Esta todo bien?-Su rostro mantenía un semblante serio.

-Si... ¿Por qué lo preguntas?

Desvíe mi mirada hasta donde la suya se había colocado de repente. La rubia parecía hacerce pequeña frente a la fuerte mirada que Theo le estaba dedicando. Cuando Theo se molestaba... Era mejor estar a Miles de kilómetros de distancia lejos de él.

-No importa-Hable de repente, luego de que el silencio y las miradas penetrantes hayan invadido el espacio cerrado. La atención de Theo se posó sobre mi, y agradecí internamente aquello-Ella puede tener su opinión sobre mi. Está bien... Después de todo, creo que todos piensan lo mismo-Me acerque hasta él, quedado frente a frente.

¿Enserio creíste que era un nerd?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora