LIBRO 1
¿Amar? ¿Que es amar? Unos piensan que el amor es aquello que te salva cuando estás jodido , es tu ancla o tu remo para remar en un océano demaciado grande , pero gracias a tu remo llegarías seguro, ¿Eso es el amor? ¿Sentirte seguro o segura...
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HERA
El sonido de disparos.
Alessandro gritando.
Alessandro dando órdenes.
Eso es lo único que escucho en la atmósfera; intento no entrar en pánico pero el miedo y el saber que una de esas balas puede matarme me domina.
Los hombres de Alessandro me llevan a una habitación del pánico, para que según él este a salvó pero lo único que deseo es volver a mi vida normal.
Una vez dentro de la habitación lo único que predomina es el silencio; los hombres que me traen salen y cierran la puerta tras mío.
-Tengo que salir de aquí y escapar.- Hablo para mi misma.
Camino hasta la puerta e intento abrirla pero esta cerrada por fuera y no cede.
«Maldita sea.»
Intento lo mismo con las ventanas pero estas están igual y no ceden; todo esto hace que me desespere. No sé que más hacer para salir de este maldito lugar.
Fijo mi rostro en el entorno y...
Mis ojos enfocan las cámaras de seguridad que se encuentran en un lado de la habitación, a pasos lentos me acerco para poder mirar que pasa fuera de aquí.
En las pantallas de esta se pueden ver la batalla campal que sucede afuera, hay disparos, maldiciones y hombres armados hasta los dientes de aquí para allá, busco y subo el volumen para poder escuchar lo que dicen afuera y lo que pasa.
Alessandro maldice y da órdenes en italiano y todo un caos es lo que se divisa por las cámaras.
Pasan los minutos y no sé que más pasa afuera, solo escucho lo mismo, balas por aquí y por allá, gritos, ordenes y...
«Maldición, necesito salir de aquí.»
Me acuesto en la cama que está en la habitación, intento tranquilizarme y cierro mis ojos, pero...
El sonido que emitían las cámaras se apagan y el silencio reina una vez más en el lugar, eso me hace abrir los ojos de forma abrupta.
«Esto me huele raro.»
Mi corazón se acelera, mis nervios aparecen y todo mi cuerpo se pone a la defensiva.
Me acerco a las cámaras y...
Los disparos no están, la voz enojada de Alessandro ya no se escucha; eso hace que mis sentidos se agudicen y mi mente me grita que esto no es normal.
«Esto es malo.»
-Mierda, tengo que escapar.
Busco la manera de romper las ventanas, pero están son tan seguras que pese a mis torpes intentos no ceden, le tiro la silla que encuentro en una esquina, pero nada...
