CAPITULO 25

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AMBER

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AMBER.

La brisa de los árboles cercanos a la mesa me causan tanta tranquilidad, los pájaros cantan, el agua de la fuente son melodía para mis oídos y la taza de té de manzanilla que se encuentra a mi lado, es mi compañía como el libro que estoy leyendo.

Todo es tranquilidad en estos momentos que estoy amando de gran manera, levanto la taza de té y tomó un poco de él, no despego la vista de la pagina que me encuentro leyendo, una sonrisa sale de mi labios al momento que estoy leyendo un momento tan bello del libro.

—Señora Amber— me hablan, levantó la vista de mi libro y observó a la persona.

—¿Si?— pregunto.

—La niña Antonella— hace una mueca con algo de temor y continua— se encuentra con Apolo en la cocina, la niña intenta hacer un postre pero no lo está logrando ocasionando que todo sea un caos y está amenazando al chef con decirle al señor drian que los desaparezca como han desaparecido los "amigos" del señor.

Suelto una risa ante eso.

—¿Dónde se encuentra?—preguntó con gracia, me indican que la siga y lo hago.

Ya cerca de la cocina escuchó los gritos y sollozos de Antonella.

La cocina se encuentra hecha un desastre, hay harina en todos lados, la azúcar está regada en la isla de la cocina, las espátulas, sartenes como mangas pasteleras se encuentran regadas.

—¡Le diré a papá!— le dice, mientras tienen las manos cruzadas y hace berrinche

—Niña Antonella, usted no puede cocinar se puede lastimar—le explica uno de los chefs, ella lo observa con los ojos llorosos y empieza a hipar indicando que va a volver a llorar— no llore niña.

—T-tu no q-quieres que c-cocine un p-postre para mi p-papi— su voz está entrecortada y se encuentra hipando— e-eres m-malo.

—Antonella— la llamó 

Ella voltea a observarme, y se acerca a mi— mami, n-no me d-dejan prepararles un p-ostre a p-api— los señala acusándolos, la cargo y llora en silencio pegada a mi cuello, los chefs se hacen los indignads en ese momento y están apunto de hablar les hago seña para que no se preocupen, ellos asienten.

Ella voltea a observarme, sus ojos se encuentran llorosos y rojos, se encuentra hipando mientras se sorbe la nariz.

—m-mami— me habla mientras intenta decirme lo que pasa pero sus hipos y sollozos lo se lo impiden.

La cargo, la pequeña esconde su rostro en mi cuello aún se encuentra llorando, le doy una
s palmadas en la espalda mientras le digo palabra de consolación.

—¿Quieres ir a dormir tu siesta, cielo?— le sugiero y ella asiente sin apartar su rostro de mi cuello.

Me despido de los chefs y subo a la habitación ya estando en ella, me adentro a una de ellas, me acerco a la cama y acuesto a Antonella la cual se talla los ojos.

OBSESSIONS THAT KILL©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora