CAPITULO 29

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ALESSANDRO

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ALESSANDRO

7:38 PM

Estaciono el auto uno de mis hombres de seguridad, abre la puerta de la casa me adentro sin decir ninguna palabra, la casa se encuentra con una tranquilidad no me pareciera raro al menos si estuviera infestada de mis mejores hombres.

Me adentro a la casa, esperando encontrar a Hera pero no es posible, camino hacia la sala encontrándome a la mujer e hija de Adrián, la última al verme se suelta de su madre y grita mi nombre viniendo, corriendo hacia mí.

—¡Tío Alessandro!— grita con una emoción que no sé cómo reaccionar ante eso. Intento buscar algún objeto cercano para impedir que me demuestre su afecto de infante.

«Malditas nuestra de amor de los infantes

Pero no logro a agarrar el objeto que tenía captada, los brazos de Antonella me rodean y se sostiene fuertemente impidiéndome el movimiento, Amber observa tal escena con burla.

—Se encuentra en la habitación está preparándose.

Solo asiento y me dirijo dificultad al bar que se encuentra en la sala, ya que tengo a Antonella agarrada como mono en mi muslo derecho.

—Antonella bájate, me estas arrugando el traje.— le digo con simpleza, mientras intento alegarla de mi muslo.

—No quiero tío Alessandro— niega en repetidas ocasiones y suelta una risa cuando esto intentando moverme.

Busco con la mirada a la progenitora de Antonella la cual ignora que su hija este como mono colgando de mi muslo derecho.

—Amber— le llamo pero me ignora.

—¡Amber!— vuelvo a intentar llamarla, pero obtengo el mismo resultado, no me suelta hace su agarre más fuerte hasta el punto de que su peso me está haciendo tambalearme.

Intento movilizarme ignorando el peso que tengo en el muslo, cuando llego después de unos cuantos pasos complicados al bar me sirvo un vaso de vodka me lo tomo en menos de tres tragos.

Antonella me observa con los ojos enchinados, ignoro eso y sigo con el siguiente vaso de vodka hasta que siento como jalan de mi traje.

—Tomar es malo— me dice en un intento de regaño.—va a dañarte tío, mi maestra dice que es malo para la salud.

—No es dañino, Antonella— le digo sin preocupación, ella niega.

—Claro que si tío, lo que estas tomando es malo para ti— me observa retadoramente— te quieres morir tío?.

«Como si fuera fácil que logre morir.»

—Antonella no me voy a morir por tomar jugo— digo con sarcasmo.

—¡Eso no es jugo!— se cruza de brazos y niega en repetidas ocasiones.— Es algo malo el jugo no hace daño eso sí.

Observo como sus ojos empiezan a tornarse llorosos y como su barbilla empieza temblar, lo cual hace que me cuenta rápidamente a donde va a llegar.

OBSESSIONS THAT KILL©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora