Keyla
Terminé de esconderme las últimas navajas dentro de mis botas. Llevaba una pistola enganchada a un costado del sujetador, un cuchillo balístico en la suela de las botas y el teléfono que tanto tiempo estuvo configurando Kevin en el tiro del pantalón. Me habían dado ropa para poder esconder bien todo.
Me levanté del suelo y conecté mi mirada con la de Mateo, quien estaba apoyado en la puerta, esperando a que terminara.
—Son muchos, ¿vas a poder o mando a otro? —añadió de repente. Alcé mis cejas y le dediqué una sonrisa ladeada.
—¿Eso es preocupación? —me sacudí el trasero por el polvo del suelo.
—Sí, me preocupa que fracases y mandes a la mierda todo —dijo, parándose frente a mí, poniendo las manos en los bolsillos de sus pantalones militares negros.
Le quedaban demasiado bien.
—Tranquilo, rey —avancé hacia él, causando que tuviera que bajar un poco la cabeza para mirarme, ya que era más alto que yo —. O gano, o muero. Al final, las dos cosas te beneficiarán, ¿cierto?
Sonreí mientras veía cómo sus ojos se volvían más oscuros de lo normal. Solté una leve risa mientras volvía a mirarlo.
Lamí mis labios mientras él me observaba con una expresión seria.
—Algún día ese odio que tanto me tienes se va a convertir en ganas de tenerme —solté una pequeña risa —. Ruega con que no llegue otro que te super...
—Una mierda —escupió con amargura. Avanzó hacia mí con rabia, sus sombríos ojos buscaron los míos —. Ni el maldito diablo me supera.
Solté una risa mezclada con un suspiro divertido.
—La idea de que dejes de interesarme te mata —susurré en voz baja. Sonreí con diversión al ver que no dijo nada para contradecir mis palabras. Di por finalizado el tema, pasé por su lado y él siguió mis movimientos con una mirada rencorosa. Agarré la soga que estaba en el suelo y volteé hacia él para tendérsela con una sonrisa plasmada en el rostro —. Enróllamela.
Él me la quitó de las manos de un tirón y me la enrolló en las muñecas de forma agresiva, sin desviar su oscura mirada ni un segundo de la mía.
—No te ilusiones, hablaba en general —dijo, refiriéndose a lo que dijo antes.
***
Sentí que me empujaron fuera de la furgoneta en la que me habían metido hacía unas horas. Me obligaron a caminar con ellos hacia no sé dónde con los ojos vendados. Escuché un par de puertas abrirse y cerrarse mientras seguíamos andando.
—Al fin —se escuchó a lo lejos, por su tono autoritario, deduje que él era el cabeza del negocio —. Déjenla ahí y sálganse.
En pocos segundos todo se convirtió en un completo silencio.
—Así que la hija de Arnold, ¿eh? —rio mientras el sonido de sus pasos se escuchaba cada vez más cerca —. A parte de ganar una fortuna sobornando a tu padre, también disfrutaré de ti.
Me quitó la venda de los ojos de un tirón, dejándome ver su cara. Se agachó a mi lado miró con todo mi cuerpo con ojos perversos.
—Palacios es un fracasado, pero se ve que su mercancía no.
Quise hablar, pero lo único que se escuchó fueron murmuraciones sin sentido, así que me quitó la cinta de la boca. Sonreí con burla.
—El fracasado eres tú, mafioso cuarentón —pateé su panza con mis duras botas y me deshice de la soga que tenía envuelta, pero no atada, en las muñecas. Me acerqué a él, que se estaba retorciendo de dolor.
ESTÁS LEYENDO
Criminal - Mateo Palacios (Trueno)
ФанфикTras la muerte de su progenitor, Mateo se convirtió en líder, tomando el lugar de su padre para dirigir a los Blood, una de las bandas criminales más peligrosas del país. Homicidas de pies a cabeza. No sienten remordimiento, crueles e inhumanos con...