Mateo
Esa chica era mi jodida migraña personificada.
Me miraba fijamente a los ojos, la diversión en su mirada era muy notoria. Mi expresión era seria y repleta de un claro fastidio, no era secreto para nadie que todo lo que ella hacía y decía me jodía.
Maldito sea el día en que sus padres fornicaron.
Traté de esquivarla para continuar haciendo lo mío, pero ella se metió en mi camino, evitando que me alejara y evitara el tema. Lo volví a intentar, pero volvió a hacerlo.
Qué terca.
Me agarré el puente de la nariz y suspiré, cansado de sus tonterías de niña pequeña. La paciencia que estaba teniendo con ella era impresionante.
—Veo que te cuesta aceptarlo —canturreó, mostrándome una sonrisa burlona. Le miré la boca con rabia.
Qué ganas de partírsela para que se dejara de esas malditas sonrisitas.
—Vas a terminar con mi paciencia —espeté contra su cara. Su comisura derecha se alzó, formando una sonrisa ladeada —. Entonces sí que te vas a quedar coja.
Dije, señalando con la mirada la herida que tenía en la pierna.
—¿Literalmente o...?
—No me hace falta follarte para dejarte sin caminar —la callé antes de que soltara otra de sus estúpidas bromas.
Alzó los brazos en forma de invitación y avanzó un paso más hacia mí.
—Toda tuya...
La hice callar al tirar de su brazo con fuerza, estampándola contra mi cuerpo. Alcancé su otra mano y la junté con la otra para limitar sus movimientos.
—Lo tuyo no tiene solución —escupí, dándole un golpe en su rodilla trasera con el pie, cosa que provocó al instante que cayera al suelo, arrodillada.
Aguanté sus muñecas con una mano, mientras que con la otra me quitaba el cinturón de mis pantalones militares. Ella trató de zafarse, pero se rindió rápido, mucho más rápido de lo que esperaba.
Entonces recordé los balazos que había recibido, claro, tenía sentido.
—Haces todo esto para evitar el tema —murmuró dedicándome una felina mirada —. ¿Te duele aceptar que estás celoso, Mateito?
Soltó una pequeña risa mezclada con un suspiro, transmitiendo su ya típica diversión.
—Lo que te metes te hace alucinar —amarré sus muñecas con el cinturón, mientras la sangre empezaba a concentrarse en mi entrepierna por el hecho de tenerla arrodillada frente a mí.
Su mirada no tardó en abandonar la mía para posicionarse en el mismo lugar. Mis músculos se tensaron.
Coloqué mis dedos sobre su mentón y lo alcé con brusquedad para que volviera a mirarme.
—Mírame a los ojos cuando te hablo —exigí en un tono bajo, pero al mismo tiempo autoritario. Eso le sacó una sonrisa traviesa, mientras sus ojos brillaban con perversión.
Se quedó unos largos segundos en silencio, observándome complacida.
—Lo que digas, Palacios —pronunció con picardía, con su mirada clavada en la mía cargada de intensidad —. ¿Pero sabes qué es lo que de verdad me hace alucinar? —Preguntó, contestando al comentario que solté antes. La dediqué una mirada de advertencia, mostrando el poco interés que tenía en conocer la respuesta —. Lo que quiero que me metan.
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Criminal - Mateo Palacios (Trueno)
FanficTras la muerte de su progenitor, Mateo se convirtió en líder, tomando el lugar de su padre para dirigir a los Blood, una de las bandas criminales más peligrosas del país. Homicidas de pies a cabeza. No sienten remordimiento, crueles e inhumanos con...