Mateo
Tiago me observaba aún con la diversión invadiendo su mirada. Él era de las pocas personas a las cuales les permitía dirigirse a mí de esa forma.
—Te daré mi humilde opinión aunque te duela escucharla —se cruzó de brazos y se apoyó a la pared que tenía detrás.
Era como mi mano derecha, no podía negar que lo que él pensaba afectaba de forma directa a mis decisiones.
—Te escucho —espeté, mirándolo con fijeza.
Quería escucharlo a pesar de que sabía que iba a decir algo que demostraba que estaba de parte de Kaya.
—La necesitas —soltó seguro de sí mismo y de lo que decía. Mi ceño se frunció con cierta molestia, lo que decía no tenía sentido —. Y no, con eso no me refiero a lo que sea que haya entre ustedes. Me refiero a tu liderazgo.
Mis manos se empuñaron en cuanto lo mencionó. Seguía sintiendo rabia cuando su nombre llegaba a mis oídos, y eso era algo que podía controlar hasta cierto punto.
—¿Insinúas que no soy capaz de controlarlo? —cuestioné en voz baja y apreté mi mandíbula, conteniendo la cólera que comencé a sentir. La expresión de Tiago era tranquila y seria a la vez, no le preocupaban las bobadas que estaba soltando.
—No es eso, pero se te está yendo de las manos —contestó, aunque no me aclaró la duda —. Estás dejando que tus subordinados se relajen. Nadie de aquí hace nada; literalmente, tú y yo solos trabajamos más que todos ellos juntos.
—Ese es problema mío, ¿por qué la metes a ella en esto?
—Porque te será útil.
Solté un amarga e irónica sonrisa.
—¿En qué? ¿En poner recto al ganado? —ladeé un poco la cabeza, sin dejar de desafiarlo con los ojos —. Tranquilo, eso lo sé hacer solo, no necesito ningún pastor.
—Muy bien, si tú lo dices —se encogió de hombros —. No me meteré más. Te darás cuenta solo.
Me quedé en silencio y él sonrió, dejando de repente la seriedad de lado, como si nada hubiera sucedido. Se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a la puerta.
No entendía por qué trataba de defender a Keyla. Había una sola cosa que parecía tener sentido, porque todo lo demás, incluyendo el hecho de ser la hija del jefe de policía, jugaba en su contra.
—¿Te gusta o qué? —pronuncié frunciendo mi ceño. Tiago detuvo su paso de inmediato, me dio la sensación de que se había tensado, aunque no se notó mucho.
No sabía si eso era buena señal. No me agradaba la idea de que alguien tan involucrado en la banda como él se relacionara con ella.
—Sabes que no —contestó, volteándose y apoyando su hombro en la puerta.
—¿Pero...? —lo conocía lo suficientemente bien como para saber que eso no era todo lo que quería decir.
—Mira, yo no quiero meterme en lo suyo —comenzó y se alejó un poco de la puerta —. Pero sinceramente, si es verdad lo que dices de que no hay nada, me la follaría.
La incredulidad invadió mi mente en cuanto lo escuche, pero no lo mostré de ninguna forma. En realidad esperaba que dijera que no, que solo le caía bien, pero no que quería meterse con ella.
—¿Dirás algo o tengo que suponer que quieres lo mismo que yo?
Por primera vez no supe que contestar a lo que me decía. No podía decirle que no lo hiciera porque luego iba a pensar algo que seguramente no era, pero si le decía que me daba igual y lo hacía perderíamos nuestro honor.
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Criminal - Mateo Palacios (Trueno)
FanfictionTras la muerte de su progenitor, Mateo se convirtió en líder, tomando el lugar de su padre para dirigir a los Blood, una de las bandas criminales más peligrosas del país. Homicidas de pies a cabeza. No sienten remordimiento, crueles e inhumanos con...