Keyla
—Te daré cincuenta gramos por el esfuerzo —abrí la puerta de mi departamento, dejando pasar al chico con el que hice un trato la otra vez —. Y serán cien si la información es útil.
Cerré con llave una vez estaba dentro. Lo miré a los ojos y sonreí cuando vi su expresión desesperada.
—Puedes comenzar a hablar, eh —le hice saber, comenzando a caminar hacia dentro.
Me dejé caer sobre el sofá, cruzando mis piernas en el acto. Miré al chico, del cual ni sabía el nombre, esperando a que hablara.
—Leo es el primo de Leonardo —fue lo primero que dijo.
Genial.
—Pues comenzamos bien —ironicé para mí misma —. ¿Estás seguro de que no son la misma persona? Si es así, puedes dejar el trabajo, porque está...
—No. No está muerto, le vi —sonó más seguro de lo que esperaba —. No pueden ser la misma persona, porque Leo tiene veintidós años. Se dedica al tráfico de personas y vive en Canadá.
—No me creo que hayas viajado hasta ahí —enarqué una ceja, dedicándole una ligera sonrisa ladina.
—No viajé, él estuvo aquí hace dos días.
—¿Ah, sí? ¿Por qué razón? —cuestioné con más interés —¿Sigue aquí?
—No lo sé —negó con la cabeza, jugando nervioso con sus dedos.
—Eso no me sirve de mucho, pero bien. ¿Dónde le viste?
—En la fábrica de Erik, creo que...
—¿Trabajabas para Erik? —corté sus palabras, cambiando con totalidad mi expresión.
—No, no, no —negó rápidamente con un evidente temor —. Pero mi hermano sí.
Bajó la cabeza.
—Fuiste a verle, ¿no?
—Sí.
—Y entonces viste a Leo —afirmé por deducción.
—Sí —repitió.
Entrecerré los ojos ante su respuesta.
—¿Cómo supiste que era él? ¿Ya le conocías? —solté el par de preguntas que parecieron haberlo asustado.
Fui consciente de que eso no era así justo al instante en que iba a levantarme para intimidarle, me di cuenta de que no me estaba mirando a mí. Miraba la pared, o más bien, a la persona que tenía detrás.
—Ah, ya veo —me relajé en el sofá al ver que la conversación no era lo que le preocupaba —. Ya estaba empezando a desconfiar de ti, pero tú eres un hombre de buena fe, ¿cierto?
—Eh... H-hay un...
—¿Un tipo que se cree el dueño del mundo? Ya lo sé, cariño, no es necesario recalcarlo —me miré las uñas con desinterés.
El tipo tenía que llegar justo cuando la conversación comenzaba a hacerse interesante.
—¿Quién es este? —escuché su voz unos metros detrás.
—Pregúntaselo —contesté con simpleza, ni siquiera lo miré, mi mirada estaba clavada en el chico que observaba la situación algo asustado. Tal vez creía que se había metido en un problema, claro, Mateo escuchó gran parte de la conversación.
—Te he preguntado a ti —su tono serio me sacó una pequeña sonrisa.
—Y yo te he contestado —respondí.
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Criminal - Mateo Palacios (Trueno)
FanfictionTras la muerte de su progenitor, Mateo se convirtió en líder, tomando el lugar de su padre para dirigir a los Blood, una de las bandas criminales más peligrosas del país. Homicidas de pies a cabeza. No sienten remordimiento, crueles e inhumanos con...