†22. Don Biblia de bolsillo

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️ Contenido explícito ⚠️

Jihye, 6:40 am

Desperté a la mañana siguiente en la enfermería. Al parecer, mis heridas no eran nada grave, por lo que ya podría largarme de aquí.

Me levanté de la cama sin ganas, y miré los vendajes que tenía por la espalda y brazos, todo producto del ayer. Ya había recuperado la energía que Eungjung me había quitado.

Ni siquiera miré el teléfono para ver si Taehyung o Jungkook me habían dicho algo. Suspiré.

La violencia de ayer me hizo darme cuenta del verdadero poder que tiene la maldita cruz rosa que me dio Eungjung. Por eso, lo escondería en algún lugar secreto del internado donde nadie sospechara, que no estuviera al alcance de ninguno para así estar yo más tranquila.

En el pasillo del edificio antiguo que hacía de enfermería, biblioteca y también cafetería, encontré dos siluetas. Los dos tontos se habían dormido fuera, seguramente esperando a hacerme una visita. A Jungkook le caía la baba y Taehyung tenía el pelo revuelto como un nido desgastado, y ambos con el cuello incómodo por la postura.

-Sois de lo que no hay -murmuré para mí misma, sintiendo pena al ver las ojeras tan profundas que tenían. Supongo que se sentirían culpables después de lo de ayer en la habitación de Eungjung, donde la loca casi me viola. Me quité la chaquetilla que llevaba y les tapé como pude, dejándolos atrás sin siquiera despertarles. Tenía algo que hacer y me convenía que no me siguieran.

Di un paseo matutino por los calmantes jardines del internado, oyendo los cantos de los pájaros y disfrutando el vientecillo que me daba en la cara. Cuando llegué a la capilla, miré hacia arriba, al campanario barroco que se alzaba solitario y firme en el cielo, y rodé los ojos al recordar la gran influencia que "dios" tenía en el instituto. Los profesores ni siquiera cerraban con llave, para que los más devotos vinieran a "rezar" cuando pudieran. Pero lo que muchos no sabían era que esto por las noches era el picadero de último recurso de algunos alumnos. No me preguntéis cómo lo sé.

-Veamos... -miré a lo largo de la capilla, buscando algún lugar protegido donde esconder el collar-. Ninguno de los tres viene a rezar excepto Taehyung, así que no sospecharán.

En los bancos era mala idea, en el altar demasiado obvio...y ahí es cuando vi al pobre Jesús, ahí aburrido y colgado en la pared. Era el lugar perfecto.

Intentando ser respetuosa, me quité los zapatos para subirme a la mesa de Eucaristía, y cogí la figura de tamaño considerable hasta descolgarla de la pared. Me tambalearon los pies y casi me caigo, pero la dejé sobre la mesa. Casi todos los crucifijos tenían un hueco detrás, y ahí metí la cruz rosa, enrollada en su propia cadenita.

-Bueno, amigo -le dije a Jesús, colgándolo de nuevo en su sitio, con cuidado de que el collar no se cayera por detrás-, cuídalo bien, eh. Volveré a por él -le señalé con el dedo, y me pareció verle menos amargado con la pequeña misión que le acababa de encomendar.

Al girarme para ir a mi habitación y prepararme para clase, vi una figura en las puertas de la capilla. Mierda, ¡alguien entraba a rezar! Me puse los zapatos deprisa y pretendí que estaba rezando de pie frente a la mesa. Todo casual.

Oí pasos acercarse, y la figura resultó ser Park Jimin, quien se colocó solemnemente a mi lado, con las manos cogidas para rezar. No dijimos mucho.

-Qué raro verte aquí -comentó, mirándome por encima del hombro. Me erguí orgullosa todo lo que pude, y bufé.

-Lo mismo digo -respondí seca, intrigada de qué haría aquí alguien tan hedonista como él; aunque...bueno, yo era un poco igual.

-¿Y esa bata tan fea? -me ardieron las mejillas cuando observó la bata de hospital que llevaba, y desencajé la mandíbula todavía mirando a Jesús-. Las chicas dicen que ayer tuviste una pelea con Eungjung en las habitaciones.

Sarang Note ; kth, jjk [+18] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora